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La bandera de las compañías de los tercios de infantería en el siglo XVI


Asalto nocturno a la plaza de Ardres. Detalle. Aunque la bandera arquetípica sería la de la izquierda, con la cruz de Borgoña en color rojo sobre cualquier diseño de fondo, las banderas podían o no, llevar la cruz de Borgoña, o incluso usar otros colores en la aspa que no fuera el rojo.

Y estando ambos esquadrones en buena orden, y el visorrey y don García en ellos, con los maestros de campo y capitanes y los alférezes en medio con sus vanderas enerboladas, los de Nápoles y Malaspina de diferentes colores, armas y cruzes de sedas, y las de Cecilia todas negras con cruzes coloradas

Historia de la guerra y presa de África, por Pedro de Salazar


La bandera de esta honrada y famosa compañía, era toda negra, con su cruz roja de BorgoñaTenia en la una parte un Cristo grande crucificado, y en la otra una imagen de Nuestra SeñoraLa causa de haber puesto en ella estas dos divisas, dijeron algunos que por no abatirlas, como es costumbre, á los Generales, otros daban razones de más ó menos consideración, pero nadie las podia juzgar sino el mismo D. Alonso [Martínez de Leyva, su capitán]. 

Sucesos de Flandes y Francia en tiempos de Alejandro Farnesio por Alonso Vázquez



La bandera [a veces llamada enseña] era el símbolo de la compañía y representaba la autoridad del rey. Ganarle al enemigo una bandera en batalla, emplazarla en lo alto de la muralla de una plaza tomada al asalto, salir con ellas enarboladas al rendirse, eran elementos que aportaban prestigio, mientras lo contrario añadía deshonra a la derrota.

Una manera de contar una victoria, era, amén de sumar las tropas muertas o apresadas, las piezas de artillería capturadas, así como el bagaje tomado, contabilizar el número de banderas que se habían conseguido arrebatar al enemigo. A veces, incluso, se contaban los pedazos de bandera, sino se había logrado tomar entera. 

Defender la bandera, pues, era algo fundamental, un deber que se le encomendaba al alférez, el segundo oficial al mando de la compañía. 

La bandera era sinónimo de la compañía, hasta el punto de que esta voz, "bandera" se va a usar indistintamente de la de compañía. 

Una vez el capitán recibía la patente, se le entregaba dinero - 30 ducados en la década de 1540 -, entre otras cosas, para una bandera y dos tambores. Esta bandera, confeccionada con tafetán, podía tener cualquier diseño, aunque normalmente se optaba por un fondo liso o por figuras geométricas como franjas, cuadrados, o soles. 

Nótese la bandera que tienen los defensores del reparo. Las tropas de Nassau asaltan el campo real que tenía sitiado Bergen a cargo del duque de Alba. 18 de agosto de 1572. Bergen op Zoom. Grabado de Franz Hogenberg. En dicha obra aparece de nuevo este diseño, cuando tropas españolas entran en Zutphen, el 16 de noviembre de ese mismo año de 1572.

Normalmente se cruzaba la bandera con las aspas de Borgoña o cruz de San Andrés en rojo, para significar que se servía a un rey de la casa de Borgoña, pero aunque era lo usual tener este símbolo en forma de dos troncos cruzados despojadas de ramas, no parece que esto fuera norma obligada.

Se supone que cada capitán mandaba hacer su bandera con un diseño único, según Bernardino de Escalante, "de los colores que le parece, atravesando por ella la divisa del príncipe a quién sirve, para ser conocida de los soldados", pero ya hemos visto en el ejemplo del tercio de Sicilia durante la toma de África en 1550, que todos llevaban las banderas negras con el aspa roja cruzada encima, y numerosos ejemplos son de banderas con fondo blanco y la cruz roja encima sin otra diferencia que el grosor o diseño de las aspas, que podía variar. 

La bandera era, además de un identificativo de la compañía, un emblema del capitán, que podía incluir referencias a su persona, no demasiado evidentes - no incluir armas o escudos personales - como unas cruces de Santiago, si es que era caballero de ese orden.

La bandera, una vez muerto al capitán, podía ser entregada a la viuda o familiares de éste, y el nuevo capitán en quién se proveyese la compañía podía arbolar una nueva bandera a su gusto:

 Y María de la Visitación, monja santa de la Anunciata de Lisboa que tiene las llagas de Cristo, lo consoló diciéndole que el día de Santo Domingo se perdió el Rey don Sebastián, y que el día mismo tornaría el Santo en favor de los fieles; y a un capitán portugués, marido de una prima suya, que la rogó mucho la consolase, la consoló pidiéndola la bandera de su marido, y dándosela plegada la puso entre sus manos y dejó impregnar en ella sus llagas.

Noticias de la jornada de Inglaterra de 1588, por Fray Juan de Vitoria


Giorgio Vasari, la batalla de Marciano, librada el 2 de agosto de 1554 entre las tropas imperiales y florentinas, por una parte, y la república de Siena y la corona francesa, por otra. Detalle tropas imperiales con la sencilla bandera de la cruz roja sobre fondo blanco.

Además de las figuras geométricas, se usaban figuras como la cruz cristiana, Cristo, la Virgen o algún santo:

Y en los estandartes y banderas no hay para que poner las armas de Portugal , como escribís que lo íbades haciendo, y así no se hará; y lo que mas se suele acostumbrar en esto , es imágenes de nuestra Señora ó de otros santos , á quien se tiene devoción particular

Carta de Felpe II al duque de Medinasidonia, Aranjuez, 13 de marzo de 1580


Estas figuras de la iconografía católica podían ser acompañadas de lemas igualmente religiosos:
En las banderas, los estandartes y otras enseñas no hay otra efigie que el Crucifijo con el lema: Domine discerne causam tuam que se debe volver a colocar en las iglesias sobre los altares y para todo, de donde no ha muchos años fue quitado, y la imagen de la Virgen Madre de Dios con el lema: Demonstra te esse Matrem, a fin de volver a colocarla en los mismos lugares de donde ha poco tiempo y por herética perversidad fue quitada. 

Filippo Pigafetta. Explicación del dispositivo que lleva la armada de España para navegar y combatir [1588] en BMO 4.3


También podían las banderas de infantería tener las armas o divisas reales o imperiales:

Así salieron ocho banderas que estaban en ciertas villas vecinas al Po, las cuales ocho banderas tenian la devisa del Emperador, y van á pasar el Po, 

Tratado de las campañas y otros acontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V, año de 1532. Martín García Cereceda


El asta de la bandera podía estar rematada con un hierro, como el de una pica, al que se podía adornar con unas borlas, y que de hecho se llamaba lanza, pero no parece que el alférez [o el abanderado] pudiera usarla realmente como arma, esperándose que empleara el espada o un venablo para defenderse. 

Tapiz 4ª de la serie de la Conquista de Túnez, titulado "Ataque a la Goleta", detalle compañías de infantería española.

En las primeras décadas del siglo XVI la bandera podía ser rectangular con los bordes rectos o rectangular con los bordes opuestos al asta redondeados, mientras que durante la mayor parte del siglo, la bandera era un rectángulo con los bordes rectos.

Conquista de Orán en 1508. Pintura de la catedral de Toledo por Juan de Borgoña, hacia 1514. Se puede ver la bandera que portan estos infantes, con las armas del cardenal Cisneros: el capelo cardenalicio sobre un escudo de colores rojo y dorado, todo sobre fondo blanco, y la bandera redondeada. 


Diseño de una bandera con fondo de escaques - cuadros - y la cruz de Borgoña en color rojo cruzando, según el Libro de geometría, pratica y traça, el qual trata de lo tocante al oficio de sastre, de Juan de Alcega, 1580. 


Banderas redondeadas, con el águila bicéfala, divisa imperial, y cruces de San Andrés durante el asedio de África en 1550. En esta empresa de África, en 1550, participaron los tercios de Sicilia, cuyas compañías llevaban banderas negras con la cruz roja, el tercio de Nápoles, y el de Malaspina. Historia de la guerra y presa de África, por Pedro de Salazar [1552]



Simbolismo de la bandera

Como se puede ver en este detalle de un grabado sobre el ajusticiamiento del conde de Egmont [Bruselas, 5 de junio de 1568] una de las banderas de infantería española tiene una cruz de Santiago apuntando a una de sus esquinas, seguramente, siguiendo el modelo que se puede ver más adelante en otro grabado. Es probable que el capitán del que era propietario era caballero de dicha orden, pero quizá era un diseño escogido por ser Santiago patrón de España al que se apellidaba - o invocaba - en las batallas como grito de guerra: ¡Santiago! ¡España!

Porque veo que no lleua naçión ninguna de soldados viejos; porque los españoles que lleuara que ay al prefentemente en Italia son todos bisoños que si bien ay entre ellos algunos particulares que son soldados viejos, en fin las banderas son nueuas.

Carta del duque de Alba a don Juan de Austria con consejos para la guerra contra el turco, 1571 transcrita por Antonio de Carnero.


Como hemos apuntado, bandera era sinónimo de compañía.

En el caso de degradar al alférez, o quitársele el oficio, se le quitaba, literalmente, la bandera. Cuando era el capitán, también se decía que se le había quitado la bandera, aunque literalmente, lo que se le quitaba era la jineta, el arma que era también su insignia.

Cuando los soldados se amotinaban, y dejaban de obedecer a sus oficiales, se decía que se salían de las banderas o echaban las banderas fuera; literalmente, en muchas ocasiones, se expulsaba a los oficiales de la plaza donde se hallaban alojados, y, evidentemente, el alférez salía con su bandera:

algo más adelante de la media noche (que fue la de 27 de noviembre de 1591), tomaron las armas contra sus oficiales, y en particular contra el maese de campo, tan desenfrenadamente, que con peligro de las vidas de todos y heridas y golpes de muchos, los echaron fuera a ellos y las banderas, tras las cuales se salieron por medio de las picas y mosquetes de los alterados al pie de ciento y cincuenta soldados particulares y alféreces reformados, comprando con su sangre la honra de no hallarse en aquella odiosa sedición. 

Las Guerras de los Estados Baxos desde el año de mil y quinientos ochenta y ocho hasta el de mil y quinientos nouenta y nueue, Carlos Coloma


Cuando el motín se acababa, se decía que los soldados se ponían debajo de las banderas.

Cuando los soldados se desmandaban sin licencia - muchas veces, para conseguir comida - se decía que desamparaban la bandera.

Cuando las compañías se hallaban con pocos soldados, y se reclutaban nuevos, o se traían de una compañía reformada, se decía que se hinchía o rehinchía la bandera.

Cuando una plaza o noble anteriormente rebelde se declaraba leal al rey, se decía que alzaba bandera por Su Majestad.

La bandera del rey era la bandera real o el pendón real, si bien el rey podía llevar más de un estandarte a la batalla. 

La bandera del capitán general era conocida como guión. 

Las banderas de caballería recibían el nombre de estandartes. 

El señor Stephano Doria portando uno de los recargados estandartes de Carlos V en una lanza de caballería con Santiago apóstol, patrón de España, venciendo a unos enemigos de la cristiandad, junto a las columnas de Hércules con el lema de Carlos "PLVS OVLTRE", el águila bicéfala imperial y la cruz de San Andrés. Sabemos que las banderas de infantería solían ser mucho más sencillas, pero que aún así los motivos religiosos eran uno de los empleados en ellas. Fuente: La magnifique et sumptueuse pompe funèbre faite aus obseques et funérailles du trèsgrand et trèsvictorieus empereur Charles cinquième, célébrées en la ville de Bruxelles le XXIX. jour du mois de décembre M.D.LVIII. par Philippes Roy catholique d'Espaigne son fils, Biblioteca Nacional de Francia. 


Arbolar bandera, arrastrar bandera, abatir bandera. La simbología de la posición de la bandera.

Alféreces de infantería española en Bolonia, 1529. 

Dí mi memorial en el Consejo de Guerra pidiendo me aprobasen, y en consideración de mis pocos servicios fuí aprobado. Recebí dos tambores, hice una honrada bandera, compré cajas, y mi capitán me dió los despachos y poder para que arbolase la bandera en la ciudad de Ecija y marquesado de Pliego 

[...]

Llegué á Ecija; túvose ayuntamiento; presenté la patente; salió que se me señalase la Torre de Palma en que arbolase la bandera. Toqué mis cajas; eché los bandos ordinarios; comencé á alistar soldados con mucha quietud, que el Corregidor y caballeros me hacían mucha merced por ello.

Vida del capitán Alonso de Contreras


Cuando se levantaba una compañía, el capitán mandaba a su alférez que arbolase la bandera  y mandaba tocar cajas a los atambores. Hasta ese momento, la bandera era un trozo de tela sin valor simbólico, pero una vez arbolada o enarbolada, representaba al rey.

Las banderas tomadas al enemigo, simbólicamente, se arrastraban por tierra:

tras el arcabucería los que habian ganado las banderas de los franceses, llevando los fierros en las manos, como cosa venada, y las banderas arrastrando

Tratado de las campañas... año de 1537


Según el manual de Alcega, una bandera de infantería tenía cuatro varas y dos tercias de largo y cuatro varas y una cuarta de ancho. O sea, que tenemos una bandera de 3.90 metros de largo por 3.55 de alto, aunque por las ilustraciones debía haber banderas más pequeñas. Como fuera, el tamaño de la bandera obligaba a caminar con la bandera tendida o si era llevada al hombro, recogida de manera que no colgase:

Tropas pasan por delante de la estatua erigida en memoria del duque de Alba. Amberes, 1582. Grabado de Franz Hogenberg. Biblioteca Nacional de España.

Si la bandera caía, se consideraba suceso de mal agüero.


Otro momento en que la bandera podía ir por el suelo, era en tiempo de luto, bien por el propio rey o por alguien notable en la corte, por uno de sus capitanes generales, o por la muerte de alguien importante en el ejército como era el maestre de campo o algún capitán: 

Y bendezida [la tierra], mandó enterrar en ella al capitán Çumarraga arrimado a un pilar de piedra enderecho y cerca del altar mayor, el cuerpo del qual fueron aconpañando su alférez con su vandera rastrando con sus soldados y tocándole por canpana su atambor destenplado, y pusiéronle en lo alto sobre su sepoltura sus armas y vandera, y al alférez de don Alonso y a otros alférezes y oficiales dieron sepolturas honrosamente en otra parte do como por hermita bendixeron.

Historia de la guerra y presa de África, por Pedro de Salazar

Cortejo fúnebre de Juan Bautista de Taxis o Tassis en Bonn. 26 de abril de 1588. Grabado de Franz Hogenberg.


Las banderas se abatían, o sea, se ponían con el hasta casi en horizontal, en presencia del rey o del capitán general:

Tras esta compañía entró el tercio de Sicilia y Lombardía, que son siete compañías de soldados viejos, buena gente y bien armada, de que es maese de campo D. Pedro de Sotomayor, que creo es gallego. Pasó él el primero con su compañía, disparando los arcabuceros al tiempo de llegar cerca del tablado, y los capitanes abatiendo las picas y hincando la rodilla en tierra , y los alféreces abatiendo tres veces las banderas. 

Relación de las compañías de infantería y caballería que llegaron al Real, una legua pequeña de Badajoz, lunes á 13 de junio de 1580. 


al Santísimo Sacramento se ha de abatir tres veces una bandera y luego postrarla ó tenderla en el suelo para que pase por encima della, y al Rey se ha de abatir otras tres veces pero no postrarla, porque esto sólo se debe á Dios y no á otro. A un Príncipe , hijo ó sobrino de un Rey ó que tenga sangre real, se le ha de abatir dos veces, y otras dos al Capitán general, y si este tal hiciere ausencia de su ejercito y quedare encargado á persona que tenga las mismas partes y calidades que el, se le debe la misma honra todo el tiempo que durare la ausencia. 
Abatimiento de banderas, según Alonso Vazquez en Sucesos de Flandes...


Cuando se reformaba un tercio o alguna compañía, la bandera, que había perdido su valor simbólico, se desarbolaba y se hacía pedazos, rompiéndose también el asta. 

La bandera también se volteaba, tremolaba, se campeaba y "se hacían gallardías y gentilezas" con ella, o sea, se demostraba la habilidad del portador de la misma, jugando con ella para que fuera mejor vista por sus soldados, aunque había autores, como Bernardino de Escalante, que consideraban que aquello era cosa de soldados bisoños. 



El portador de la bandera: el alférez o el abanderado.


E yo llevaba una pica por arma ofensiva, y una espada en la cinta, y mi alférez, porque era valiente hombre, cabe mí, y para aquel efecto habia encomendado la bandera á otro buen 
hombre que la llevase en su lugar, que es casi en medio del escuadrón 
Libro de la vida y costumbres de don Alonso Enríquez de Guzmán


Infantería española tomando al asalto Lovenstein en 1571. Nótese el diseño de las dos banderas, la una, con los árboles cruzados formando la aspa de San Andrés, y la otra, con cuatro cruces de Santiago en cruz. Los arcabuceros al frente, seguidos por pífanos y tambores, luego los alféreces - o abanderados - seguidos por los coseletes. Grabado de Franz Hogenberg.


Los abanderados son necesarios para llevar las banderas, porque entre la nación Española los Alféreces no las toman, si no es para pelear con ellas, o cuando van sus capitanes delante con las compañías a las guardias, o a pasar delante del Rey, o del Capitán General. Por ello conviene que los tales abanderados, sean hombres bien tratados, de buenas disposiciones, y fuerzas, porque nunca deben llevar las banderas a los hombros, sino de camino, y entonces siempre ha de ir una levantada, de manera que los soldados la vean, y las demás revueltas a las astas, se pueden llevar a los hombros. 

Cuando los Alféreces las llevaren, deben de rato en rato levantarlas, y jamás arrastrarlas, ni dejar que toquen en tierra, porque representan poder real con instrumentos para dar órdenes visibles: son señales de la unión, y hermandad que ha de haber entre los que la siguen. 

El Discvrso Sobre La Forma De Redvzir La Disciplina Militar, A Meyor Y Antigvo Estado. Sancho de Londoño. 1568


Consultados muchos tratados militares, crónicas y correspondencia de la época, no está meridianamente claro a quien correspondía portar la bandera en las diferentes ocasiones, pero el hecho de que existiera la figura del abanderado o sotalférez, así como los diferentes pareceres y ejemplos, indican que tanto uno como otro podía llevarla en todas las ocasiones que se requiriera, ya fuera en las guardias, en las marchas, en las batallas o en los asaltos, aunque parece que había cierta preferencia a que fuese el alférez quien diera el asalto bandera en mano, aunque tan sólo fuera por el hecho de ganar gloria con dicha acción. 

Lo que sí que está claro, es que correspondía al alférez su custodia, y en caso de que el abanderado la perdiera, en general se tendía a responsabilizar al segundo oficial de la compañía, por haber hecho una mala elección de dicho abanderado, que a veces era un mozo o criado de aquel, no reuniendo en su persona las cualidades necesarias para tal oficio, y gozando su sueldo - que era de tres escudos - su amo. O sea, que el alférez prefería tener a un zagal llevando la bandera y gozar él de su sueldo, que escoger a un soldado que pudiera defender la bandera, siendo esta tan importante. 


Infantería española preparándose para dar el asalto a la plaza de Alkmaar en 1573 [Pintura conmemorativa del asedio realizada en 1580] 


Durante el asedio de Alkmaar en 1573, dos alféreces fueron degradados por perder sus banderas durante una tormenta, hecho que supuso que fueran castigados perdiendo sus oficios. Quizá realmente la perdieron los abanderados, pero el responsable último era el alférez:

Y aquella noche hizo tan terrible tempestad de aire, remolinos y agua, que con ellos y caminarse por arenales y dunas vino a desatinar la gente de manera que iva casi en rota el campo por apartarse los soldados a los lugares donde podían guarecerse de la tempestad y lluvia. La cual fue ocasión de perder dos alférezes sus vanderas y privarles don Fadrique de oficio por la poca cuenta que avían tenido con ellas, si bien fue la noche tan trabajosa que se ahogaron seis o siete personas en el camino.

Comentarios de don Bernardino de Mendoça de lo sucedido en las guerras de los Payses Baxos: desde el año de 1567 hasta el de 1577



La bandera en las marchas. 

E, assimesmo, deven proveer los capitanes, quando fueren de camino, que las banderas vayan acompañadas al entrar en las ciudades de toda la gente que el capitán hoviere hecho, que está pagada por su lista; y vayan los arcabuzeros delante, y tras ellos los soldados de cosseletes, y en la tercera hilera de cosseletes vaya la bandera, y tras los cosseletes vayan los soldados de pica seca, y en reçaga vayan algunas hileras de cosseletes, porque va la compañía muy más honrada, y más vistosa y en mejor orden si hoviesse necessidad; y esto se haga porque no vayan las banderas desautorizadas, porque esta orden se tiene entre los soldados viejos de Ytalia




Hauiendo de marchar el Capitan con su compañia, estando el Capitan, o Alferez en la frente, es cuydado del Sargento de ordenarla, para lo qual ha de apartar los arcabuzes de los mosquetes,y dellos las picas, despues de diuididos los mosquetes en hileras, y puesto los Cabos de Esquadra en la primera, ha de hazer que sigan el Capitan, o Alferez, y despues destos con la misma orden los arcabuzeros: luego ha de yr la bandera y luego diuididas las picas en hileras ygvales a los mosquetes, y arcabuzeros, ha de hazer que marchen detras de la bandera , aduirtiendo de poner en las primeras hileras los soldados mas particulares,y los oficiales reformados; y particularmrnte en los cuernos dellas los soldados de mas merito, como tambien en las demas hileras ha de obseruar la misma regla,poniendo los foldados mas dignos,y mejor armados en los estremos dellas

Cargos y preceptos militares para salir con brevedad famoso, y valiente... Lelio Brancaccio [1610]



Cuando la compañía caminaba, el alférez debía llevar la bandera al hombro con el paño suelto o recogido, y cuando se hacía alto la debía arbolar, esto es, alzarla por encima de la cabeza desplegada. 

En muchas ocasiones, el alférez - así como otros oficiales y soldados particulares que se lo podían permitir - iban a caballo. Podían llevar la bandera al hombro montados a caballo, pero se esperaba que desmontasen y caminasen con su bandera a la entrada y salida de las poblaciones. 

Si en lugar de caminar en columna se caminaba en escuadrón, porque el terreno lo permitía, o la cercanía del enemigo lo requería, las banderas caminaban todas juntas, y todas debían ir o desplegadas o recogidas, pero todas de la misma manera, aunque una podía ser levantada, como explica Londoño, para que fuera bien vista por los soldados.



La bandera en batalla

Banderas en escuadrón de infantería española. Jornada de Túnez [1535] 4 tapiz de la serie de Willem de Pannemaker, dibujos de Jan Cornelisz Vermeyen.


el dia de campal batalla las banderas van en medio del escuadrón, y llévanlas los abanderados, y los alféreces van con sus picas en la segunda hilera del escuadrón, 

Batalla de Pavía y prisión del rey Francisco I. Juan de Oznaya 1544.


La bandera ocupaba el centro del escuadrón de picas formando normalmente en una misma hilera - aunque podían ir repartidas en dos - junto a los tambores y los pífanos y normalmente guarnecidas por los alabarderos. 

En muchas ocasiones, como apunta Oznaya, el alférez se hallaba en una de las primeras filas del escuadrón - la segunda, pues la primera era la de los capitanes - luchando con pica en mano, por lo que su bandera la portaba el abanderado o sotalférez, que debía estar bien vestido y armado con armas defensivas y un venablo en la mano. 

En casos donde no existía esa figura, la llevaba el paje del alférez o un criado, que podía ser, en ocasiones, demasiado mozo para llevarla y defenderla con gallardía, "rapaces que ni aún para mochileros son buenos". 

En algunas ocasiones, faltando sotálferez o mozo, el alférez entregaba su bandera a un soldado de su camarada, y en otras, era el propio alférez el que se hallaba en mitad del escuadrón custodiando la bandera.

hirieron de dos heridas á don Francisco de Mendoza, su alférez, y á su sargento, y le mataron hasta veinte é cinco soldados y hirieron otros muchos soldados buenos. Como el capitán y los que con él estaban estuviesen peleando, y como el alférez y sargento estuviesen heridos, tenía su bandera el banderado, y como los turcos la viesen entre ellos, la quisieron tomar. Como este banderado fuese un tan buen soldado, la defendía ; mas eran tantos, los turcos, que lo tomaron y lo sacaron arrastrando por encima del bestión y lo llevaron fuera á la cabana y le cortaron las manos y le quitan la bandera, y después de haberla tomado, lo hacen pedazos que apenas se conoscia quién fuese. 

Tratado de las campañas... Jornada de Túnez [1535]


En caso que el escuadrón se viera comprometido, el alférez debía tomar la bandera para defenderla con su vida, y no dejar al abanderado tal cometido, pero para entonces, si había ocupado su puesto en la segunda hilera, habiendo caído las primeras filas del escuadrón, éste se podía hallar herido o muerto. 

En cualquier caso, los demás soldados de la compañía, perteneciendo a la honra de toda ella guardarla, se empeñaban en ese fin, pero a veces sucedían hechos que parecían inverosímiles, como el de un soldado rebelde en los Países Bajos, que se metió en la mitad de un escuadrón real, mató al alférez que portaba la bandera y salió con su presa sin que nadie lo impidiese.

En caso de romper al enemigo, y comenzar el alcance - o sea, que los enemigos huyesen corriendo y los propios fueran a la carrera tras ellos, para degollarlos o desvalijarlos - las banderas debían quedar en el escuadrón, y jamás salir de él.

A los soldados que ganaban una bandera enemiga en batalla, se les solía recompensar hasta con diez ducados. 

Pelea por la bandera. El abanderado o alférez de la izquierda, del bando francés, parece que huye intentando salvar su bandera hecha jirones, mientras los de la derecha, bando imperial, mantienen la suya intacta. Batalla de Pavía, 1525. Royal Collection.


Muchas veces no se lograba tomar la bandera entera, y el enemigo arrancaba un pedazo de ella. Si el alférez o abanderado conservaba el asta con la mayor parte de ella, no se consideraba que había pérdida de reputación:

Y si peleando se rompe la vandera,y lleuan los enemigos un pedaço della, pierde el Alferez reputacion ? 

CAP.No por cierto , con que le quede en la mano solo el troço cón que la tenia.

Diálogos del arte militar, Bernardino de Escalante.


En la imagen que sigue se pueden ver multitud de banderas rotas tomadas por los rebeldes de los Países Bajos, muestra de que se peleaba sobre ellas:

Banderas españolas capturadas durante la guerra de los ochenta años [1567-1648] por los rebeldes de los Países Bajos, ahora ya independientes, en el salón del parlamento de los estados generales. La Gran Asamblea de 1651, por Bartholomeus van Bassen, Rijks Museum.


La bandera en los asaltos

Toma de la plaza de Hulst. Los defensores sostienen sus banderas en lo alto del muro, viendo al enemigo subir por la batería. 



La primera bandera que en esta batería subió fué de italianos, que era el alférez del conde Jullio; a este alférez hirieron en la batería, que no pudo entrar en la tierra. Tras deste entraron Juan de Solís, alférez de Rui Sánchez de Vargas, y Arce, alférez del maese de campo Arce y las demás banderas. 
Toma de la villa de Chieri en octubre de 1537
Tratado de las campañas y otros acontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V. Martín García Cereceda, v2



Después de todo esto fui avisado de los que estaban en el foso recogidos, y en llegando con toda la infantería, habiendo dado orden que la arcabucería escaramuzando por tres partes los acometiesen, y que después, si necesario fuese, arremetiesen las picas, era tanta la gana que todos traian de verse con los enemigos, que sin aguardar la orden dada, antes que los arcabuceros comenzasen la escaramuza, arremetieron las banderas y los coseletes, y entraron en el foso, donde hallaron harta resistencia; porque combatieron cerca de una hora, y dende unas torres donde con ayuda de los vecinos habian podido entrar algunos, mataron algunos de mis soldados y hirieron hasta 25 de los mejores. 

Sancho de Londoño al duque de Alba sobre el asalto dado a Dalen, 26 de abril de 1568. 


El ayudante de Sargento mayor dixo al Capitan Armengol, que hiziese mejorar su bandera, porque se arremeteria presto,y su Alferez se pudiesse señalar,y porque lo oyo Gregorio Ortiz Alferez del Capitan Ortis se puso la celada y tomo en su mano su bandera, y como lo vieron los demas Alferezes que estauan à la guardia tomaron tanbien las suyas y a porfia vnos de otros caminando saltando las trincheras hasta llegar al foso siguiendoles sus soldados caminando la bateria ariua. 
El Conde de Mega avnque no le tocaua tanbien aremetio.
Como se tomó Andevvater en 1575... Antonio de Carnero



Se consideraban que era un acto de valentía que honraba a aquellas compañías que lograban subir con la bandera hasta los muros, siendo el primer alférez que lo lograba digno de mención, a la par que un golpe para la moral del enemigo, pues plantar la bandera en la muralla era una forma simbólica de tomar la plaza, aunque todavía hubiera que acabar de ganarla. 

Además, la bandera era un elemento que unía a la compañía, algo a lo que seguir, elemento visible que hacía mantener la cohesión de las tropas que iban al asalto, sobre todo, una vez ganada la muralla, cuando los soldados tendían a desmandarse para ir a saquear cada uno a su beneficio.

También los defensores plantaban las banderas en las murallas el día que el enemigo había hecho batería suficiente como para dar el asalto, y esto se hacía como muestra de que se iban a defender gallardamente, y que esperaban resultar vencedores en la defensa del asalto. 

Cuando los defensores hacían alguna salida o encamisada, y lograban capturar una bandera enemiga, la podían plantar en las murallas, como muestra de lo conseguido, y escarnio del sitiador, que no había sido capaz de defenderlas. También se hacía lo contrario, si los asediadores eran capaces de tomar una bandera de los asediados, podían plantarla en sus trincheras:


Los soldados cercadores, como es su costumbre, después de una rota de su enemigo, pusieron las banderas ganadas en las trincheras en señal de su vitoria para desanimar á los cercados. 
Historia de Felipe II, por Luis Cabrera de Córdoba


En los asaltos, era generalmente el propio alférez quien portaba su bandera, pero a veces estos preferían hacer el asalto con pica en mano, o espada y rodela y dejaban las banderas a sus abanderados, a los que podían mandar les acompañasen cercanos. De otra manera, el alférez únicamente iría con la espada en la mano - o un venablo - y en la otra la bandera:

Y mandando retirar el esquadrón para que se bolviesse al campo, dieron un escopetazo y tantas lançadas y pedradas a Palomares, alférez de Hernán Lobo, que con una espada y rodela peleava, teniendo junto a él su vanderado con la vandera campeando que le derribaron con tantas y tan malas heridas de que incontinente murió.
Historia de la guerra y presa de África, por Pedro de Salazar


Si el alférez o abanderado caía con la bandera, se esperaba que otro la tomase en su lugar, y continuase con ella: y un soldado que le seguía alçó la vandera y la enerboló y husó el oficio de alférez passándola adelante.

A veces, en lugar de dar asalto general, solo unas cuantas compañías daban asalto, y el asalto se podía hacer sin banderas:

Discurrió el conde con los del consejo si se daría asalto general y con banderas y resolvióse que no, sino que los capitanes a quien tocaba la vanguardia tomasen puesto en la muralla y le fortificasen, desde el cual o se obligaría al enemigo a que se rindiese o se tomaría la ocasión de más cerca y cuando el enemigo estuviese más descuidado.
Las Guerras de los Estados Baxos desde el año de mil y quinientos ochenta y ocho hasta el de mil y quinientos nouenta y nueue, Carlos Coloma


Puntualmente, también se enviaban tropas sin banderas para acciones arriscadas:

Pero visto por el Maestre de campo que la armada enemiga se detenia alli, y que el puesto era de ynportancia, ymbio à algunos Españoles sin bandera con los Capitanes Don Luis Pimentel y Palomino y Don Diego de Gaona para que le guardén. Y entraron los Españoles al agua hasta la cinta ynbestieron a los enemigos, y peleando con singular fortaleza con ellos, les ganaron las trincheras y el fuerte, y los hizierón retirar huyendo a sus nauios, executando se saqueó y quemó el aldea y la gente se boluio à sus alojamientos. Y en esta façion mataron a Don Luis Pimentel de dos mosquetaços peleando valerosamente.
Historia de las guerras civiles que ha habido en los estados de Flandes, Antonio de Carnero


En muchas ocasiones, un clérigo o sacerdote bendecía las banderas antes de dar el asalto o hacer batalla contra los enemigos, para infundir ánimos en los soldados.



La bandera en el cuerpo de guardia



Cuando una compañía entraba de guardia, bien fuera en una plaza fuerte, bien en un campamento, la bandera debía estar en el cuerpo de guardia hasta que finalizase el servicio de la compañía. 

En una plaza fuerte, el cuerpo de guardia se hacía en alguna casa principal, y la bandera debía poder verse de lejos, colgada desde una ventana durante el día. Por la noche se recomendaba que se guardase dentro, en lugar donde pudiera ser vista por los soldados.

Cada vez que se mudaba la guardia, esto es, cada cuarto - la noche se dividía en cuatro partes iguales, desde la puesta hasta la salida del sol - la bandera debía ser vista por quien entraba de guardia, si bien era oficio del alférez custodiarla. 

Cuando se tocaba al arma por parte de los tambores, todos los hombres debían acudir a la plaza de armas que se les hubiera señalado para escuadronar alrededor de ellas. 

Habitualmente, en una plaza fuerte donde había varias compañías residiendo, los alféreces tenían la bandera en su posada, y se hacían acompañar de cuatro hombres. 


En alojamiento en el campo, las banderas se plantaban en la plaza de armas, que era el lugar elegido para reunir a las tropas en caso de tocarse al arma.


La bandera en la rendición de una plaza fuerte

Los españoles dejan Maastricht el 27 de abril de 1577 en virtud del edicto perpetuo, firmado entre don Juan de Austria en nombre de Felipe II y los estados generales. Aunque no se trata de la rendición de una plaza fuerte en un asedio y las tropas españolas retornarían al año siguiente, este es un ejemplo perfecto de entrega de una plaza conservando todo el honor militar: las tropas salen con todas sus pertenencias cargadas en carros y conservan y exhiben todas las armas, mientras caminan con banderas tendidas y - no los vemos - tocando tambores. Grabado de Franz Hogenberg. 



Primeramente, que S. Exc. haya de acordar llana y simple y de buena fee que el dicho coronel y asimismo todos y cualesquier teniente y capitanes, alférez y oficiales, gentiles-hombres y soldados salgan de las villas, castillos y fortalezas que S. M. posee en esta isla de Walcheren, y sean acompañados fuera della con todas sus armas cumplidas, enseñas desplegadas, tambores, pipharos, bagajes y hato á ellos pertenecientes
Capítulos que el coronel Cristóbal de Mondragón demanda para rendirse


El primero artículo se concede eceto que no se tocarán atambores y que no se llevarán las banderas desplegadas, empero plegadas sobre las espaldas
Apostillas de los deputados del señor Príncipe de Orange sobre los artículos demandados por el coronel Mondragón




Cuando las tropas que guardaban una plaza fuerte la rendían, esto es, pactaban o capitulaban su rendición con los que la tenían asediada, se negociaba una serie de condiciones. Entre dichas condiciones, y no la menos importante, estaba la forma en que los defensores abandonaban la plaza, garantía del respeto de sus vidas, posesiones y reputación. 

A los defensores, en lo que a banderas se refiere, se les podía conceder lo siguiente, en orden de importancia:

1) Lo más honroso para los defensores sería abandonar la plaza con todas sus armas y bagaje, con las cuerdas de los arcabuces y mosquetes encendidas, balas en las bocas, las cajas templadas - o sea, los tambores con la piel tensa para poder ser repicados - tocando los tambores y pífanos y las banderas tendidas o desplegadas. 

2) Después, se podía abandonar la plaza con las banderas plegadas. Esto es, envuelto el tafetán en el asta de la bandera y la bandera portada por el alférez o su abanderado sobre la espalda.

3) En tercer lugar, las tropas que capitulaban, podían salir de la plaza fuerte rendida con las banderas guardadas en cajas, que no quedasen a la vista. 

4)  Y por último, los defensores abandonaban la plaza sin banderas. Las banderas quedaban en la plaza como botín de guerra, siendo considerablemente deshonroso para los vencidos.

Tropas francesas rinden Cambrai al conde de Fuentes, 9 de octubre de 1595. Salir con las banderas tendidas, tocando pífanos y tambores, con las cuerdas de los arcabuces encendidas por los dos cabos, balas en la boca, y con todo el bagaje, era el mayor honor que podía obtener un rendido, implicando que se había defendido valiente y eficazmente, o significando que los asediadores no se veían capaces de tomar la plaza con ventaja. Grabado de Franz Hogenberg.



Aunque simbólico, el derecho a caminar con banderas tendidas se llegaba a defender con la propia vida, aunque a uno lo hubieran despedido, y por tanto, ya no se hallase en guerra:

al fin del Setiembre [de 1525] vienen despedidos de Francia once capitanes, con su gente italiana, queriendo pasar vecinos de los alojamientos que los españoles tenian. Sabido esto por el Marqués de Pescara, les envia á mandar que pasasen con banderas cogidas y á tambores callados, y que no pasasen juntos más de veinte en veinte y de treinta en treinta. Los cuales italianos, paresciéndoles ser cosa fea, no quieren pasar, sino sus banderas tendidas y sus atambores tocando á la orden, se meten en Yvrea, que era una pequeña y fuerte villa del marquesado de Saluzzo, de do fueron los once capitanes al castillo de Rebel, que muy vecino estaba de la villa, á se fablar con la Marquesa de Saluzzo y á le demandar paso y favor por sus tierras, para facer su viaje. 

Tratado de las campañas y otros acontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V. Martín García Cereceda


La bandera blanca, bandera de paz

Y visto por los moros que le avitavan, con temor que huvieron se juntaron y tuvieron consejo cómo se librarían de rescibir daño, y acordaron de procurar la paz por todas las vías y formas possibles, y para señal dello alçaron en el muro una vandera blanca. Y conosciendo el príncipe el fin para que alçado la avían, embió a la villa un gentil hombre informado de lo que les avía de dezir. El qual, para ser por embaxador conoscido, llevando una pequeña vandera en la mano con una cruz colorada, saltó en tierra y fue para ella, y los moros le havrieron la puerta.
Historia de la guerra y presa de África, por Pedro de Salazar



La bandera blanca, que podía ser una sábana atada a un palo, era considerada entonces símbolo de tregua o rendimiento, y se usaba para parlamentar con seguro antes de capitular la rendición, aunque a veces también podía usarse para comunicar algo, incluso una acción de guerra, a modo de banderas de "contraseño" como las que se usaban en la mar:


Estos gascones, viéndose fuertes, no se quieren rendir, antes tiraban con sus arcabuces y mosquetes que en el castillo tenian , alzando una bandera blanca puniéndolo en lo más alto del castillo para que los de Pinerolo la viesen y viniesen á dalles socorro, como fuesen vecinos á Pinerolo. 
Tratado de las campañas... año de 1537


Para significar los cercados a su armada la hambre que passavan y extrema necessidad, pusieron en la torre de la iglesia una vandera negra, que era la última seña
Comentarios de don Bernardino de Mendoça de lo sucedido en las guerras de los Payses Baxos: desde el año de 1567 hasta el de 1577






Primera plana. Oficiales de las compañías de los tercios de infantería española

La compañía de un tercio contaba en teoría con once oficiales: tres oficiales mayores que tenían mando [capitán, alférez y sargento] y ocho oficiales menores que se encargaban de tareas específicas. 


Infantería española preparada para reforzar el asalto a la plaza de Alkmaar en 1573. Se puede ver al capitán al frente, dando instrucciones a los sargentos que llevan sus alabardas, los alféreces, o quizá abanderados, portando las banderas de la compañía, un tambor, numerosos arcabuceros, dos infantes armados con rodelas, y al fondo, un cuadro de picas. Exceptuando el tambor, y un soldado armado con rodela y arma de asta al final del escuadrón, todos llevan armaduras de cabeza, morriones.


Oficiales Mayores de la compañía

Todos los oficiales mayores tenían mando.



El capitán era el encargado en primera instancia de reclutar la compañía en España. Recibía una patente del rey que le otorgaba el título de capitán, y una conducta, documento por el cual podía realizar la leva. 

Era quién mandaba la compañía y escogía a los oficiales de la misma, si bien, con el tiempo, se van a imponer requisitos a los oficiales menores que nombraba, para evitar fraudes - compras de oficios - o nepotismo - elección de parientes sin méritos de guerra.

Durante casi todo el siglo XVI, el capitán más antiguo era quién, en ausencia del maestre de campo, gobernaba el tercio. A finales del XVI, van a ser los sargentos mayores - que eran, a su vez, habitualmente capitanes, aunque sin compañías - quiénes gobiernen el tercio en ausencia de los maestres de campo.

La insignia del capitán era la jineta. Cuando un capitán recibía la compañía, se decía que había recibido la jineta.




El alférez era el encargado de portar y guardar la bandera de la compañía, que era el emblema que encarnaba la persona del rey y el honor de la compañía.

Su principal cometido era éste, pero podía gobernar la compañía en ausencia del capitán, y, habitualmente, eran alféreces quiénes acababan recibiendo patentes de capitán, si bien podían llegar al ascenso desde otros oficios, como ayudantes de sargento mayor, por ejemplo. 

La mayoría de alféreces, en batalla o en asaltos, preferían dejar su bandera a cargo del abanderado o sotálferez, luchando con picas - en caso de servir en compañías de picas - o con arcabuz - en caso de servir en compañías de arcabuceros.



El sargento era el encargado de organizar la compañía, adiestrar a los hombres y procurar que sirvieran adecuadamente. Además, era el encargado - coordinado por el sargento mayor - de escuadronar a los soldados, disponiendo a los hombres en las hileras del escuadrón.

A nivel táctico, su papel era muy importante, pues mientras los capitanes y alféreces pasaban a combatir en las primeras hileras del escuadrón, el sargento mantenía la disciplina de los hombres que formaban los escuadrones.



Oficiales Menores de la compañía 

Los oficiales menores no tenían mando sobre el resto de soldados.

Decíamos que los puestos eran estos en teoría, porque a veces no se cubría la totalidad de ellos: no era infrecuente que quedasen por cubrir los puestos de capellán, o incluso de barbero, y que las plazas de pajes de jineta [el paje del capitán] y abanderado se cubriesen con criados de capitán y alférez respectivamente, mientras que el sueldo de esos oficios lo gozaban los amos.


1 Furriel  

El furriel se encargaba de aposentar a los hombres y de temas logísticos durante las marchas de las compañías.


1 Barbero 

El barbero tenía como cometido la higiene capilar, y contribuía a la salud de la tropa como un auxiliar de enfermería, aplicando primeros auxilios.



El capellán se ocupaba de la salud espiritual de los soldados. Durante la mayor parte del siglo XVI, la mayoría de compañías carecían de capellán, y había unos pocos por tercio. 


1 Abanderado o Sotalférez 

El abanderado era un oficial menor que tenía asignada la tarea de portar la bandera en las ocasiones en que el alférez combatía, o durante las marchas - pero no en las entradas y salidas a las villas, durante las cuales, era el mismo alférez quien portaba la bandera.

En muchas ocasiones, el alférez ponía uno de sus criados a ejercer este oficio, con menoscabo 


1 Paje de Jineta

El paje de jineta, muchas veces también paje de rodela, era el encargado de portar la jineta - arma de asta corta - que era la insignia del capitán, siguiéndole y marcándole, denotando que se trataba de un oficial. 


Además, podía portar una rodela, que servía para proteger al capitán. El capitán la podía tomar para combatir, o el paje debía cubrir al capitán, por ejemplo, cuando éste reconocía las defensas de una plaza enemiga.

Al lado de estos personajes - el archiduque Alberto, el maestre de campo Luis de Velasco, y un capitán o quizá un entretenido - un jovencísimo paje de rodela y jineta. El capitán Alonso de Contreras con catorce años de edad, el año de 1597 narraba: "Llegué á Palermo y luego me recibió por paje de rodela el capitán Felipe de Menargas, catalán; servíle con voluntad, y él me quería bien". 
 Asalto y toma del campo atrincherado de Hulst, detalle.  




En cada compañía había dos tambores o "atambores". Con su instrumento, transmitían las órdenes de los oficiales a las tropas. Eran imprescindibles en el fragor de la batalla, cuando las órdenes necesitaban elevarse sobre el ruido circundante.

Además, también podían tocar tonadas festivas o solemnes, por ejemplo, en ocasión de funerales.


1 Pífano

El pífano o pífaro se encargaba de tocar su instrumento, un instrumento de viento similar a la flauta que se tocaba atravesado. 

Su única misión era de tipo anímico: acompañar a los tambores tocando tonadas que animasen o acompañasen la marcha de las tropas.



En este acto solemne, a la par que festivo, la entrada del Cardenal Infante en Gante en 1635., podemos ver un tambor y un pífano tocando al paso del nuevo gobernador de los Países Bajos. El tambor debía tocar su instrumento también para transmitir órdenes a los soldados. El pífano solo acompañaba festivamente las tonadas del tambor durante las marchas u otras ocasiones, como la aquí representada.