Escopeta / Escopetero

La escopeta fue un arma de fuego portátil predecesora del arcabuz y de menor calibre que éste, siendo el escopetero el soldado que la usaba y sentaba plaza en los ejércitos del rey. Ambas armas y tipo de infantes - escopetero y arcabucero - convivieron unos años, durante la década de 1520, para finalmente, durante los años de 1530 imponerse el soldado armado con un arma más potente y de calibre superior.

Ya hemos visto como en la batalla de Pavía [24 de febrero de 1525], los escopeteros y arcabuceros - en una proporción de 3:2 - jugaron un papel fundamental en la derrota del ejército francés, tanto de la infantería, como de la caballería francesa. Ahora bien, antes que el arcabuz fuera usado por la infantería española, fue la escopeta, por tiempo de un cuarto de siglo, el arma de fuego portátil que sirvió para desbaratar y romper a los ejércitos enemigos.

Escopeteros en la toma de Orán [1509]. En la "Relación de las cosas que el Conde Pedro Navarro pidió al Cardenal Cisneros para la guerra de África" que publicó Cesáreo Fernández Duro en los apéndices al primer tomo sobre su historia de la Armada española se puede leer los soldados que pidió el  célebre capitán: 
Diez mil soldados de picas y coseletes; ocho mil escopeteros y ballesteros; doscientos azadoneros con picos, palas y azadones; dos mil hombres de a caballo, los quinientos de armas y los demás jinetes, doscientos escopeteros y ballesteros a caballo.
Los tiradores de las guerras de Gonzalo Fernández de Córdoba sentaban plaza en los libros de sueldo de los Reyes Católicos como espingarderos. 



Dibujo basado en el anterior detalle del retablo de la capilla mozárabe de Toledo, pintado por Juan de Borgoña en 1509.



Este "cañón o culebrina de mano", tal y como se clasifica en el catálogo de la Real Armería de 1898, tiene un cañón de 58 centímetros, y 13mm de calibre, con un reborde en la boca y algo más de espesor en la culata. No dispone de llave, y la ignición se realizaba con un fogón aplicado al oído. El arma se asemeja bastante a las escopetas representadas por Juan de Borgoña. Con un calibre de 13mm equivaldría a una pelota de plomo de 1/2 onza. 



La pieza del Catálogo de la Real Armería de 1898, aparezca o no catalogada como "culebrina de mano" nos da una idea del calibre de la escopetas de principios del XVI: 13mm, que equivaldría a una pelota de plomo de 1/2 onza castellana, lejos de los arcabuces 1 o incluso 1 y 1/2 onza que se verán a lo largo del siglo XVI, pero no tan lejos de los comunes arcabuces de 3/4 de onza o 5 ochavas [5/8 de onza]. 



Escopetas de metal, escopetas de hierro

Al igual que los arcabuces, las escopetas podían estar fabricadas en metal [una aleación de bronce, normalmente latón] o en hierro:

Las spingardas son muy neçesarias porque no se pueden aver acá y tanbien los alcabuces que en todo caso deve Vuestra Alteza mandar que se provea de allá, porque las scopetas yo he tentado de averlas de Nápoles y por escopetas de fierro demandan a tres ducados y medio. Es verdat que son buenas pero son muy caras.
Carta de Hugo de Moncada a Fernando el Católico, de 26 de junio de 1511


En la Memoria de las armas que se han de traer de Castilla por acuerdo del Cabildo de Tenerife, a 5 de febrero de 1515, encontramos lo siguiente:

Tres docenas de escopetas de hierro, con sus llaves, de cañones cumplidos, barrenadas cada una a su molde para las pelotas y otros tantos frascos para la pólvora.


Las armas de metal [latón] eran más livianas y además se corroían menos que las de hierro, pero también más dúctiles - menos quebradizas, pero más deformables y menos resistentes que las fabricadas en hierro. 

Arcabuceros o escopeteros de "El triunfo de Maximiliano", hacia 1512. De los 10 arcabuceros, solo dos, los situados en los extremos de la primera hilera, portan armas de hierro, el resto, de metal. Podemos ver que seis de ellos llevan el "estopín" o mecha enrollada en un palito para aplicar al fogón. No disponían entonces de llave de mecha alguna.



Llave de mecha o estopín

Durante la segunda mitad del siglo XV, a alguien se le ocurrió colocar en los cañones de mano, o bombardas, una serpentina que sostuviera la mecha que hasta ahora se llevaba al fogón [situado en la parte superior, pues todavía no había cazoleta situada en el lateral que se comunicaba con el interior del cañón a través del oído] con la mano libre.
Esta serpentina [una pieza metálica en forma de S que rotaba sobre un eje anclado en la caja] puede que liberase una mano respecto a la situación anterior, en todo caso, hacía la maniobra del disparo, o la sujeción del arma, más sencilla, con lo que se puede afirmar, que el soldado equipado con este arma disparaba apuntando.

Todavía no había disparador, ni muelle que liberase el serpentín que sostenía la mecha, y como la mecha se situaba directamente sobre el cañón, esta salía disparada cuando se producía la ignición de la pólvora, con lo que debía tomarse la precaución de sujetarla convenientemente para que no acabara en el suelo.

A finales del XV, no obstante, se desarrolla lo que con no demasiadas modificaciones sustanciales será la llave de mecha que estará presente hasta finales del XVII: se iniciará la pólvora lateral e indirectamente, situándose esta pólvora fina de inicio en una cazoleta adosada a la diestra de la "recámara" conectada al interior del cañón mediante un agujero u oído en esta, y el serpentín se accionará indirectamente mediante un disparador, para lo cual se desarrolló un muelle [conocido como muelle real] cuya acción de resorte hacía que la serpentina estuviera en dos posiciones: erguida y abatida o de ignición.

Escopeta de 1502, ilustrada en el "Zeugbuch Kaiser Maximilians I". Cañón de metal o bronce, y serpentín para la mecha.


No obstante, y como la adopción de nuevas tecnologías no se produce de manera inmediata, y las virtudes que compensen su coste [o los prejuicios contra las novedades] han de ser ponderadas con la experiencia, todavía en 1525, parecía haber "armas rudimentarias". En la crónica de Juan de Oznaya sobre la batalla de Pavía, que tuvo lugar en 1525, aparece esta diferenciación entre las armas de los españoles y las de los franceses:
"Ya los arcabuceros que delante estaban se habían apercebido de encender cada uno tres ó cuatro cabos de mecha, y en las bocas cuatro ó cinco pelotas , por cargar mas presto. Pues hincadas las rodillas, y las mechas en las llaves de los arcabuces, y viéndolos levantar, se adelantaron hasta diez pasos sus escopeteros y arcabuceros, y disparan juntos hacia nosotros; pero como aun no eramos levantados, y ellos no tiran á puntería, sino con la una mano tienen la escopeta, y con la otra ponen fuego atada la mecha á un palillo, no mataron ni aun hirieron á ninguno; y en tirando volvieron á meterse en su escuadrón para tornar á cargar".


Del arcabucero de la imagen vestido de azul, se puede ver como usa un "palito" para llevar la mecha al fogón de su arma, situado en la parte superior. El resto de arcabuceros tampoco "tira  a puntería", llevándose el arma al hombro. Pintura de Melchor Fieselen, de 1533 titulada "El sitio de Alexia".


En cambio, estos escopeteros de la toma de Orán pintados en 1514, si que se llevan la escopeta al hombro para apuntar.



Y también en esta escena de El triunfo de Maximiliano, fechada la obra en 1515, se puede ver a un par de escopeteros o arcabuceros tirando a puntería.


A tenor de lo dicho, cabe pensar que la mayoría de armas de fuego de finales del siglo XV y principios del XVI no tuvieran llave y funcionaran como en la escena representada por Fieselen, y avanzando el siglo, la mayoría de armas incorporaran la llave de mecha, si bien habría disparidades de arsenales en distintos ejércitos, naciones y épocas.



Alcance

Tenemos una referencia escrita bastante certera del alcance de una escopeta en el año de 1521.

Durante la guerra de las comunidades, las tropas realistas se hallaban a un lado del río Arlanzón, en Burgos, y las de las Comunidades, al otro. Fuera el puente de Santa María [60 metros entre estribos] - lo más probable - o el puente de San Pablo [74 metros entre estribos] la distancia mínima, para un disparo efectuado por una escopeta - no un arcabuz - en 1521, es bastante superior a esos 25-40 metros que algunos han querido dar:

Estando el lunes 21 deste [enero de 1521] a despachar esta posta a los dos oras despues de medio dia hubo cierto ruido entre dos procuradores de vecindades de manera que la ciudad se alborotó y se puso en armas y fue forzado que los que estavarnos aqui nos armasemos y pusiesemos en orden y luego la gente de guerra que aqui tengo vino a la plaza de rni casa y D. Juan de Luna capitan de los continos y la gente de la guarda de S.M. de cavallo y de pie y otros muchos cavalleros que aqui estaban y personas principales del pueblo, hechos nuestros escuadrones para pelear y estando el conde de Aquilar en la guarda de la puente que esta entre el mercado y mi casa y con el Juan de Luna y los continos, unos de la comunidad que estaban de la otra parte le tiraron una saetada [un tiro de ballesta] y acertaronle en una alabarda que tenia en la mano por cerca de la cuchilla y paso la saeta y diole en el pescuezo sobre un gorjal que tenia que si no diera en dicha alabarda le matara y un escopetero de los nuestros que estaba junto con dicho conde tiró la escopeta al que le avia tirado y le mató y los otros se ritiraron que no osaron parar por todo el mercado.
Carta del Condestable de Castilla a Su Majestad, Burgos, 25 de enero de 1521


En 1538, Pedro Luis Escrivà, ingeniero que había edificado el Castel Sant'Elmo en Nápoles escribía:
la medida que conviene á la verdadera defensa, que no ha de ser más lexos de 
cuanto puede tirar de puntería una simple escopetta Ó arcabuz, y esto es por qué no se debe constreñir ni limitar la fortification á que solamente piezas gruessas la puedan defender. 


Y aunque no dice en su tratado la distancia de la cortina "que le conviene al tiro justo de punteria", queda la fábrica del propio castillo como testimonio de ello, siendo sus cortinas más largas de unos 83-85 metros.



Cuestión de calibre. Sustitución de escopeteros por arcabuceros

De la expedición a los Gelves en 1520 conocemos que su capitán general, don Hugo de Moncada, realizó al virrey de Nápoles, Ramon de Cardona una petición de armamento - habiéndose ya embarcado en Sicilia para hacer la jornada - de 500 escopetas.

Durante la guerra de las Germanías - el alzamiento popular que se vivió en el Reino de Valencia paralelo a la guerra de las Comunidades en Castilla - los soldados que servían con armas de fuego lo hacían armados de escopeta, aunque también había ballesteros:

Y habréis, señor, de apercibirlos desta manera, que de las tres partes de la gente, las dos sean de piqueros y la otra ballesteros y escopeteros y demás de los dichos dos mil hombres, los quales creo se hallarán en el campo de Tarragona y en essas fronteras
Carta de Diego Hurtado de Mendoza, Virrey de Valencia a Luis Boteller de Oliver, caballero de Tortosa, encomendándole la leva de dos mil hombres en Cataluña para luchar contra los rebeldes, a 31 de mayo de 1521, publicada en el Libro quarto de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino [2]

La importancia de la escopetería durante este conflicto se evidencia por el número - en algún caso se habla de un conjunto de 700 escopeteros - y por su importante papel, que se nota, en el ejemplo que sigue, por su inutilización por causa de la lluvia que impidió a los agermanados el uso de las escopetas y que permitió a la caballería realista arrollar a los enemigos:
empero Dios, que todo lo provee, dio de presto agua del cielo, con que en la escopetería los agermanados no pudieron cevar ni aprovecharse della, por donde el esquadrón de Orihuela, siendo acometido por los de cavallo, desapegóse de la tierra haziéndoles lugar y juntóse con el esquadrón de enmedio, que ambos se abrieron, y entrando los cavalleros, alanseavan los agermanados

El 17 de enero de 1524, en vísperas de la rota del ejército francés en la batalla del Sesia, se vanagloriaba Raphael Graziani, secretario del lugarteniente del duque de Urbino - capitán general del ejército veneciano - que la victoria sería suya - suya, tomando el conjunto del ejército imperial, el del duque de Milán y la señoría de Venecia.

Lo hacía argumentando que disponía de un ejército superior, en el cual, de la infantería, destacaba que disponía de 2000 escopetas y 500 arcabuces "li quali sono manegiati da homeni che non trarano indarno, et ogni di ditti archibusi sono per passare in una botta tre e quatro homini".

Graziani o Gratiano, reconocía la potencia de los arcabuces "que pasarían en un golpe a tres o cuatro hombres", pero también señalaba la habilidad de los arcabuceros, que eran "hombre que no tirarán en vano". Y no se equivocaba, como vemos por una carta de Lope de Soria á Carlos V, fechada en Génova 4 de mayo de 1524:

Se adelantó el marqués de Pescara con obra de 500 escopeteros y algunos caballos ligeros, y comenzaron descaramucear: é ya habían dejado dos piezas de artillería los enemigos; y visto que era gente tan poca los que los seguían volvieron una banda de suizos y alguna gente darmas en que venia el Almirallo y Bayart; de los cuales el Almirallo fué herido de una escopeta en el brazo y Bayart de un arcabuzo en los pechos y cayó luego del caballo, y estando arrimado á un árbol envió su trompeta al marqués de Pescara que se rendia á él, y siendo traido al marqués murió luego.

Los arcabuces como armas de infantería usadas en campo - no en asedios o sitios - ya se venían usando en Italia desde - al menos - 1514, pero es durante la década de 1520 cuando se va a producir la sustitución del escopetero por el arcabucero.

Durante la batalla de Pavía, dentro de las filas españolas había soldados que tenían sentada plaza de escopeteros y arcabuceros [en una relación 3:2; véase la tabla inserta como apéndice, donde pueden verse la relación de una y otra especialidad] y en este instante, la diferencia principal del armamento hispano parece que está en la potencia de fuego, siendo simplemente el arcabuz un arma "más gruesa que la escopeta".
De los apercebidos españoles, y derramados en torno era tirada a todas partes con golpes mortales una infinidad de pelotas de plomo, las quales no salian ya de escopetas, como poco antes se usaba, sino de piezas mas gruesas, que llaman arcabuzes: pasaban de una banda a otra, no solamente los hombres de armas, mas aun muchas veces dos soldados y dos cauallos juntos 
Historia del marqués de Pescara, por Paulo Giovio, traducida por Pedro Vallés
Del testimonio del obispo de Nocera parece que las escopetas ya habían dejado de usarse, pero sabemos que en diciembre de 1525 en la infantería española había 1515 escopeteros y 1090 arcabuceros. En todo caso, la cita destila el impacto que originó la potencia de esas "piezas más gruesas" [1].


Arcabuceros españoles en Túnez [1535]


En carta de mayo de 1528 escrita por el mismo Pablo Giovio al Santísimo Papa Clemente Sexto, decía que había visto "che li archibusi de genovesi sono grosissimi et di palla di uncia una et meza, quali passavano tutte doi le pavesate, et passavano tre et quattro homeni".

Estos arcabuces que usaban los genoveses tenían de calibre onza y media, tres veces el calibre de la pieza que comentábamos está descrita en el Catálogo de la Real Armería de 1898, y atravesaban pavesadas [protecciones hechas con paveses] y hasta tres o cuatro hombres de una vez.

En el tiempo en que Giovio daba cuenta de los gruesos arcabuces genoveses, los franceses continuaban usando ballestas, y los tiradores españoles eran tanto arcabuceros como escopeteros:
Dicen que él Conde Pedro Navarro viene en la vanguardia con cuatro mil  gascones ballesteros, de quien temerán poco los cuatro mil quinientos arcabuceros i escopeteros que hay españoles en este Campo, sin los que hay entre los alemanes, y sin duda pasan de una suerte y de otra de trece mil quinientos españoles y alemanes, dexado aparté los infantes ítálianos, que son cerca ; de cuatro mil.
Carta del secretario Pérez al Emperador. Roma a 21 de enero de 1528

El 28 de julio de 1529, se embarcaba Carlos en Barcelona para acudir a coronarse - con la corona de hierro de los reyes longobardos, y la de oro, propia de los césares - en Italia. Le acompañaban 8.270 soldados de infantería en 22 compañías, entre los cuales encontramos como tiradores los especialistas escopeteros y arcabuceros. De la compañía de Diego de Andrade [3] sabemos que tenía 279 hombres, de los cuales, 81 eran arcabuceros y 27 escopeteros.

En la ordenanza de 1536, llamada de Génova, no aparecen mencionados los escopeteros. Probablemente, para entonces, se había extinguido esa especialidad como soldado que sentaba plaza en los libros de sueldo del Ejército de Italia, pero quedaban armas de ese tipo en uso, al menos, en arsenales de fortalezas peninsulares [4] y cabe suponer que lo mismo sucedería en tierras italianas.



Sueldo 

El sueldo es una forma de valorar el trabajo que lleva a cabo el soldado: el infante percibía tres escudos al mes [de 350 maravedíes, o sea, 1050 mr/mes], el arcabucero sumaba a ese estipendio una ventaja de un escudo y tercio en 1525, un solo escudo en 1529, y al escopetero se le otorgaba una ventaja de tres reales [lo cual no llegaba a un tercio de escudo].

Vemos pues, que se valoraba más el trabajo llevado a cabo por el arcabucero que el escopetero, si bien este último tenía una ventaja que no percibía el piquero.



Escopeta versus arcabuz [década de 1520]


Batalla - no usa el autor el término escuadrón; los italianos en estos años 1520 usaban normalmente el de battaglione - con orden de picas y escopeteros intercalados, ordenados para caminar [arriba] y formada la batalla o escuadrón [abajo]. En el texto se puede leer; y si los del avang[uardi]a fuesen con arcabuzes cada uno con diez o quinze perdigones Estos tales arcabuzes deuen ser tamaños q un onbre los pueda tirar y los perdigones seran de plomo pequeñitos. Cabe tener en cuenta, que los primeros arcabuceros debían usar horquilla, como sucedió con los mosquetes, si bien se aligeraron prontamente. Manuscrito 8555 de la BNE, titulado anacrónicamente al carecer de título Tratado de táctica y ordenanzas militares, sacado del libro De re militari, de Flavio Vegecio Renato. Se puede estimar que es de la década de 1520. 


Frente a la mayor capacidad de penetración del arcabuz debido a la mayor energía de su disparo por el mayor peso de la bala, las escopetas no fueron de inmediato sustituidas - recuérdese la proporción 3:2 de escopeteros:arcabuceros para 1525 - . Los motivos, básicamente, eran derivados del mayor peso del arma, pues muchos de los primeros arcabuces parece que necesitaban horquilla para ser disparados, como queda constancia por las fuentes gráficas de la época.


Arcabuceros españoles en 1530. Nótense las horquillas de los dos más prominentes. Cabalgata del emperador Carlos en su entrada en Bolonia [grabado de 1530, coloreado posterior]




Escopeta versus arcabuz [1538]

Tartaglia, en su libro que trata sobre la artillería, nos explica que una escopeta de media onza de bala - esta onza no sería castellana, - tiraría recto - de punta en blanco - 400 pasos, mientras, que un arcabuz de una onza de bala, alcanzaría los 300 pasos, si bien a una distancia de 100- 150 pasos, produciría más daño la bala del arcabuz, "haría mayor pasada", pues el calibre era superior. Esto pudiera deberse a la mayor longitud del cañón de la escopeta - veáse el ejemplo de 1583 y los ejemplos de escopetas turcas. 

El autor acababa su razonamiento asegurando que había escopetas que tiraban balas de semejante calibre que los arcabuces, en una época en que no había uniformidad de calibres. 


Escopeta versus arcabuz [1583]

En los "Dialogos militares: de la formacion, è informacion de personas, instrumentos, y cosas necessarias para el buen vso de la guerra", de Diego García de Palacio, impreso en 1583, se da el siguiente diálogo:

Pregunta VI. Que es la caufa que con vna efcopeta fe tira mas lexos que con vn arcabuz y porque el arcabuz haze mavor effecto q la efcopeta.

M. Para dar caufas á efta dubda, es nescessario q asignemos la común diíferencia que ay entre el arcabuz y efcopeta, a lo mas Ordinario, la efcopeta es larga, y de menos municion que el arcabuz , y fiendo asi mas larga, con mayor presteza haze el tiro la efcopeta, que no el arcabuz, el qual como de mayor y mas pesada pelota, haze en la parte do alcanca mas effecto , porque el peso déla bala es el que offende y haze mas daño, que la velocidad della , mas dado cafo que la escopeta tuuiesse ygual munición y peso de pelota, no ay que dubdar sino que haría mas effecto y tiraría mejor y mas largo que el arcabuz. 

Para esta época la escopeta era un arma de uso personal [5] - para caza o defensa - mientras que había arcabuces de caza y arcabuces de guerra. Vemos pues, que las diferencias - para 1583 - eran de longitud, más larga la escopeta que el arcabuz, y de calibre, de menor calibre la escopeta que el arcabuz, y por lo tanto, de alcance y potencia, más potente el arcabuz.



Escopetas turquescas y alárabes

Extranjero, ¿Qué armas traían? 
Autor. Ya os dije que traían arcabuces, escopetas, arcos, cimitarras y pocas ballestas
Saco de los turcos que hicieron en Gibraltar en 1540, por Pedro Barrantes Maldonado. 1566

se vieron tres estandartes con hasta cuatrocientos caballos, y tres mil infantes, muchos de ellos escopeteros, con unas escopetas tan largas, que alcanzaban á quinientos pasos. 
Historia de la presa de los Gelves en África [en el año de 1560], por Diego del Castillo

combatiendo espada contra alfange y pica contra lança, y arcabuz contra escopeta, y flechas y piedras
Cómo el día de Sanctiago se travó escaramuça entre la gente de guerra del campo con Dragut y sus turchos y moros, y lo que en ella suscedió. 
Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África [en el año de 1550]. 1552




En la cita precedente se resume las panoplias de los soldados cristianos - espada, pica y arcabuz - frente a la de los mahometanos - alfange, lanza y escopeta. En la segunda cita vemos que las escopetas alcanzaban hasta a quinientos pasos, aunque el autor indica que se trataba de amas excepcionalmente largas.

Hay muchas relaciones de armas del siglo XVI, donde moros, alárabes y turchos usan el arma de fuego conocida como escopeta. También los turcos usaron arcabuces, pero parece haber una preferencia clara por el uso de la escopeta por parte de moros y árabes, al menos, en este siglo XVI.


Tapiz nº4 de la serie de Vermeyen sobre la jornada de Túnez [1535]. "Ataque a la Goleta". Escopetero moro o alárabe. Si se compara con los arcabuces que portan los infantes alemanes en este mismo tapiz, la escopeta de la imagen es un palmo más larga, pero comparada con el arcabuz que lleva un arcabucero español en ese mismo tapiz - imagen siguiente - no parece existir gran diferencia, aunque la coz - hoy diríamos culata - que sigue el mismo eje del fuste y cañón, no parece pensada para tirar a puntería apoyándola en el hombro.




Y yendo de la una parte a la otra, llegando al derecho del esquadrón donde los arcabuzeros andavan, le dieron por los pechos un escopetazo que la pelota dél le salió por los riñones.
Muerte de Luis Pérez de Vargas, alcaide y capitán general de La GoletaPedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África

y andando en el reconoscimiento, desde lo alto de la barbacana le hirieron de un escopetazo que le atravesaron los lomos, de que del fin de algunos días murió
Muerte del capitán Balcaçar. Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África


Quizá Luis Pérez de Vargas y el capitán Valcazar combatieran a pecho descubierto; raros los dos casos, el primero, tratándose de persona principal, y el segundo, siendo un capitán que acude a reconocer las defensas del enemigo [6]. Pero tenemos otro ejemplo de esta misma historia donde el peto de un coselete protege de los disparos de escopeta, aunque específica el autor que era "muy rezio y fuerte":

le salieron a rescebir tirándole botes de lanças y algunas arrojadizas, y diéronle dos lançadas en el muslo izquierdo de que de la una le hirieron, y assí le dieron dos escopetazos en el peto del coselete, aunque dellos no le pudieron herir por ser muy rezio y fuerte; mas aunque destos dos golpes se libró no fue de tanta ventura que la vida pudiesse salvar, porque de otro que en el muslo derecho le dieron le rompieron los huesos, y muy mal herido le hizieron arrodillar [...] 
Caída de don Hernando de Toledo, maestre de campo del tercio de Sicilia. Pedro de Salazar, Historia de la guerra y presa de África. Don Hernando fue rescatado por sus soldados, mas murió de las heridas siete días después. 



Dos detalles del cartón nº6  "Salida del enemigo de la Goleta", de la serie de Vermeyen sobre la jornada de Túnez. Arriba, escopetero a caballo, abajo, infante. 

Vemos en otro ejemplo, que un escopetazo puede pasar una adarga - un escudo de origen árabe en forma de corazón hecho de cuero, suficiente para resistir lanzadas y golpes de arma blanca que usaban los jinetes españoles todavía en el siglo XVI - y también atravesar un gorjal:

y antes que estos moros bajasen al llano, hirieron, de un escopetazo , al capitán Alonso Hernández de Montemayor, el cual se habia llegado á la retaguardia ; y á D. Martin de Córdoua le dieron otro en 
el morrión, y á otros criados suyos les pasaron las adargas y gorjales; pero no hirieron á ninguno dellos de manera que peligrasen. 
Relación de la guerra del reino de Tremecen y subjecion de la mesma cibdad, 1542

Por los ejemplos de muertes de oficiales y personas principales en esta empresa de África en el año de 1550 - plaza costera que tiene los nombres de Mahdia o Mehedia - y otras campañas de mediados del XVI, parece que la escopeta fuese un arma tan formidable como el arcabuz, necesitando un peto fuerte para resistir sus disparos.



Artículos relacionados


Cronología de las voces para armas de fuego manuales (1460-1530)




Notas

[1] Como curiosidad, muchos autores de la época escribían en latín, y no disponiendo de voces diferentes para la escopeta o el arcabuz, usaban el sclopis apellidándolo "minoribus" [escopetas menores] y "maioribus" o "duplis" [escopetas mayores o escopetas dobles] refiriéndose a los arcabuces. Este "duplis" es muy significativo, y con un sencillo adjetivo, se da valor al calibre del "nuevo arma".

[2] El conocimiento de la importancia de este conflicto bélico, así como de los ejemplos referidos me ha venido por la lectura de la excelente obra "La defensa del Imperio: Carlos V, Valencia y el Mediterráneo" de Juan Francisco Pardo Molero, estudioso de la época de Carlos V que tiene varios artículos que aportan valiosa información sobre los ejércitos de este periodo.

Como curiosidad, indicar que don Melchior de Perellós - o Perillós - fue "herido de muchos golpes de pica y espada y de hun escopetaço en el brazo, en el qual tuvo XXII años la pelota" en la batalla de las llanuras de Bellús. Una herida que generaría normalmente complicaciones, infección y probablemente amputación.

[3] Los datos sobre la entrada en Italia del Emperador Carlos son extraídos del capítulo "La opción imperial" de la  La revolución militar moderna. El crisol español, René Quatrefages, 1996.
Respecto a estos soldados, he escrito una breve entrada, que se centra en la representación gráfica de la solemne entrada realizada en Bolonia en noviembre de 1529
En el inventario de la nava capitana de la Armada que partió desde Barcelona acompañando al Emperador en su viaje a Italia había 50 arcabuces y solo 10 escopetas. Alonso de Chaves, en su "Espejo de navegantes", cuando describe el modo de combatir a bordo de navíos, "de la guerra o batalla que se da en la mar", habla de ballestas y escopetas. La obra fue dada a la imprenta en Sevilla en 1540, pero probablemente fuera escrita bastante antes, entre 1520 y 1538.

[4] En Colluire, en 1538, había 32 arcabuces y 80 escopetas.

De hecho, no solo había escopetas en arsenales de primer orden, como eran las fortalezas de la frontera con Francia, sino que se demandaban nuevas armas para rehinchirlos en 1541-1542:
"Que se traygan picas y alabardas y arcabuzes y escopetas de Flandes"
Y además se menciona que había escopeteros:
"Ansimismo prover de cantidad de plomo porque es nezesario que se provea de mucho para arcavuzes y escopeteros".

En la fortaleza de Pamplona había 170 arcabuces y 150 escopetas, mientras que en la ciudad, "çiento y setenta y nueve arcabuzes de yerro en sus bancos" y 626 escopetas. En Fuenterrabía 296 "arcabuzes de yerro" y 175 escopetas. En San Sebastián, 187 "arcabuzes de garavato", 77 "arcabuzes de manno" y 369 escopetas. En Burgos había 330 arcabuces, 224 escopetas. En Estella, "dos arcabuzes de metal" y 30 escopetas.
Esto hacían un total de 1.054 arcabuces - sin contar los "arcabuzes de garavato", que eran piezas únicamente destinadas para la defensa de la plaza - y 1574 escopetas. Por lo cual, es evidente que habría soldados que asistirían a la defensa de esas plazas. o a las salidas cuando así fuera conveniente, armados tanto con escopetas como con arcabuces.
Resulta normal que los arsenales no fueran renovados de inmediato por la aparición de novedades tecnológicas, y que pasaran años y décadas hasta que un arma - la pieza en particular, o la tipología en general - fuera reemplazada, pero la mención de la instrucción de que se habían de traer  "arcabuzes y escopetas de Flandes" es indicativa de que la escopeta se continuaba usando habitualmente a primeros de la década de 1540, hiciera o no mención la Ordenanza de Génova de la especialidad de escopetero.

Datos para este apunte obtenidos de El sistema defensivo de los territorios próximos a la frontera con el reino de Francia en tiempos de Carlos V. Un documento inédito de los años cuarenta del siglo XVI

[5] Aún así, se reseñaba en las milicias la escopeta como arma para la guerra. Véanse las muestras recogidas por Espino López en Mallorca: En 1667, los datos son los siguientes: 1.019 armas registradas, de las cuales arcabuces eran 12.074 (57,44%), mosquetes 689 (3,27%) y escopetas 5.986
(28,47%).
La sociedad catalana y la posesión de armas en la Época Moderna, 1501-1652

[6] No necesariamente iban bien armados los oficiales y personas principales en las facciones de guerra. El mismo autor refiere que don García de Toledo, capitán general de las galeras de Nápoles, andaba "con una celada en la cabeça y mangas de malla y un cuero de ante y espada y rodela".

Por contra, el capitán don Juan de Mendoza, iba "armado de su coselete y con su rodela y spada en las manos", y también iban los capitanes de infantería del Tercio de Nápoles, "Bernaldino [de Córdova] y [Melchior] Çumarraga armados de sus coseletes y sus espadas y rodelas".


Apéndice

Compañías de infantería española en Italia a diciembre de 1525.

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