Escopeteros y arcabuceros en la batalla de Pavía [1525]

Et si poi dir sia sta rotto et preso per schiopetieri et archibusieri, con astuzie spagnole.
Marino Sanuto, primeros de marzo de 1525

Quelli Suizzeri intrepidi sempre contra i cannoni, ora in questa pugna sieno da scoppietti, et da archibugi fuggiti cosi vilmente [...]
Matteo Giberto Datario al nuncio en Inglaterra. 1 de marzo de 1525



La batalla de Pavía tuvo una trascendencia político-militar considerable en el escenario europeo: la noticia del apresamiento del rey Francisco I y de buena parte de la nobleza de Francia corrió a la posta por toda Europa y las armas españolas ganaron fama eterna.

He resumido los acontecimientos, desde el fallido asedio de Marsella hasta la presa del rey Francisco en la entrada correspondiente. Aquí me ocuparé por extenso de la materia que da título a esta entrada, si bien, repetiré algunos datos mencionados anteriormente.



Precedentes

Bicoca [1522]


La batalla de Bicoca [27 de abril de 1522]  no tuvo demasiado eco entre los coetáneos [la "scaramuza di 27 dil passato"] siendo de mayor trascendencia la renuncia de una parte de los suizos a seguir combatiendo para el rey de Francia [marchando a su tierra] y el amotinamiento del resto "non voleano combater sino non havesseno el dinaro".

Tras la muerte de 2 o 3 mil de sus compañeros [alguna fuente indica "150 suizeri" y "200 altri fanti"] junto con parte de los 500/600 "schiopetieri" de la coronelía veneciana del "capo di fantarie" Babon di Naldo que tomaron la vanguardia aquel día precediendo al primer escuadrón suizo, los suizos supervivientes no parecían muy dispuestos a seguir arriesgando sus vidas en primera línea sin que les pagasen, o al menos, les dieran pan que comer.

Quizás porque se asumió que el foso tras el que escuadronaban los imperiales fue el principal impedimento al avance de los piqueros suizos y los escopeteros venecianos, no parece que se extrajera - por parte de franceses y suizos - ninguna lección de la batalla.  A pesar de haber probado la prolijidad de la escopetería española, los suizos continuaron confiando en sus picas, y los franceses, en su gendarmería.


Sesia [1524]


En la batalla de Sesia [29 o 30 de abril de 1524, según la fuente] o "Retraite de Biagrassa" [retirada de Biagrasso] hombres de armas franceses y unos 2 mil suizos se vieron atrapados en el cruce del río Siesa huyendo de Novara, perseguidos por 150 [o 300] caballos ligeros italianos de Juan de Medicis y "200 schiopetieri spagnoli" [algunos escopeteros españoles] que les daban acoso prosiguiendo el éxito de una encamisada al alba dirigida por el marqués de Pescara con "tres mil españoles escogidos" ejecutada en un campamento próximo.

El hecho es que murieran en el ataque principal en el campamento o en la huida desde Novara atrapados entre sus perseguidores y el río, buena parte de los muertos franceses [al menos, los muertos con nombre] lo fueron bien por bala de escopeta o bien de arcabuz, como el famoso "capitano Baiardo", el cual "mori passato da uno archibugio", según queda declarado en una carta del 12 de mayo de ese año compilada en el tomo I de la "Lettere di principe".

Y aquí conviene detenerse un momento, pues se distinguen heridas provocadas por una escopeta o un arcabuz.

De una carta de Lope de Soria á Carlos V, fechada en Génova 4 de mayo de 1524, vemos lo que sigue:
Se adelantó el marqués de Pescara con obra de 500 escopeteros y algunos caballos ligeros, y comenzaron descaramucear: é ya habían dejado dos piezas de artillería los enemigos; y visto que era gente tan poca los que los seguían volvieron una banda de suizos y alguna gente darmas en que venia el Almirallo y Bayart; de los cuales el Almirallo fué herido de una escopeta en el brazo y Bayart de un arcabuzo en los pechos y cayó luego del caballo, y estando arrimado á un árbol envió su trompeta al marqués de Pescara que se rendia á él, y siendo traido al marqués murió luego.

Según una obra publicada en 1527 [cuando más próxima sea la fuente a la fecha de los hechos, parece razonable otorgarle más confianza] los españoles les seguían de jornada en jornada, escaramuzando, hasta que hallándose en un camino:

force hacquebutiers et hacquebouziers, qui portent pierres aussi grosses que une hacquebute à croc, dont ilz tirèrent plusieurs coups, et de l'ung fut frappé le gentil seigneur de Vendenesse, dont il mourut quelque temps après, qui fut ung gros dommage pour la France.
La très joyeuse, plaisante et récréative histoire du gentil seigneur de Bayart

Fuera un hacquebutier o un hacquebouzier, escopetero o arcabucero, el que matara al señor de Vendenesse con gran daño para Francia, le quede claro al lector que tenemos dos armas de fuego portátiles de distinto calibre.

Los arcabuces [hacquebutes] que llevaban los arcabuceros [hacquebutiers] españoles, eran, según Bayart piezas gruesas, de un calibre equivalente a los arcabuces de horquilla, pues necesitaban un "croc", una horquilla, para poder dispararse.

En el detalla de la lámina de la cabalgata del Emperador Carlos V en su entrada en Bolonia - impresa en 1530 - se puede ver, entre los infantes españoles, a dos arcabuceros que llevan sendas horquillas para sustentar sus arcabuces. 


En 1524, pues, no era un arma desconocida, pero los arcabuces se habían venido usando más en el asedio y defensa de plazas que en el campo - así, en l'Adexe [Adigio] se almacenaban 500 "archibusi" ya en 1514 que se pretendían usar "per andar a la volta di Verona" - aunque evidentemente, en esos años se produciría una experimentación y una más que probable adecuación del arma, de manera que seguramente estos arcabuces para ser usados por infantes serían más ligeros que los arcabuces "de gancho" [arcabuz "a muro" o "de posta"] de los cuales se hace inventario en las plazas fuertes como piezas menores de artillería.


Asedio y socorro de Pavía [octubre 1524 - febrero 1525]


Durante las operaciones de asedio francés y socorro imperial, son numerosos los testimonios contemporáneos de hombres de armas de diversas naciones [franceses, italianos, españoles, borgoñones] del uso de escopetas y arcabuces:

El rey de Francia, ordenaba el 6 de octubre de 1524 al mariscal de Montmorency que enviara caballería ligera junto con "hacquebutiers" en persecución de las tropas imperiales que se retiraban de Marsella, dado que los gendarmes no podrían seguirlos por los caminos de montaña.

Charles de Lannoy, virrey de Nápoles, borgoñón, nos habla de los "haggebutiers" presos en Sant Angelo, y como "Jennyn" de Medici, el famoso caudillo florentino de las bandas negras que a mediados de año luchaba junto a los imperiales pero ahora lo hacía por Francia,  recibió un tiro de "hackbut".

En su correspondencia, el virrey Lannoy habla también de como los "collubreniers" imperiales hostigaban a los franceses dándoles continuas alarmas en su campo. Se holgaba Lannoy de que los "culveriniers" españoles conocían bien su trabajo y lo ejecutaban con ardor, infligiendo muchas bajas a los franceses arrinconados entre Pavía y el campo imperial: "noz colleuvriniers spagnols sunt de si bon roulloir".

Durante uno de los fallidos asaltos a Pavía, el capitán Marco Antonio da Cussano fue herido en un brazo "da uno schioppo" o "ferito di schopio", según quien lo escribiera. De la herida recibida también en un brazo por el mariscal La Palice se dudaba si se había producido "con uno schiopo, overo de uno arcobuso".

El pavés Mateo Beccaria escribía en diciembre como ningún enemigo osaba entrar en su ciudad, hallándose los muros bien fortificados y defendidos por soldados armados "cum schioppi et archibusi". A finales de diciembre, los sitiadores echan gabiones bajo los muros de Pavía, y se les da un "testone" al día a cada escopetero que quiera estar en dichos gabiones para tirar a los de Pavía.

A finales de enero, cuando los españoles atacan Sant Angelo en su camino al socorro de Pavía, se relata como "una parte e l'altra si tirorno de li archibusi et schioppi", y cuando los defensores se retiran en la roca de la villa, se escribe que "quelli dil castello si tiravano schiopetate et archibusate con quelli di fora". Porque efectivamente, el sr.Pirro Gonzaga disponía de 400 "fanti fra archibuxeri et schiopetieri" para la defensa de la plaza.

A primeros de febrero, una banda de caballos ligeros a servicio del rey fueron muertos "da schiopeti et archibusi".

Cuando el rey de Francia, harto de las bajas provocadas entre los suyos por la armas de fuego portátiles ordena que no se acometan más escaramuzas, lo hace persuadido "dalla infinita de schioppi" con que los defensores custodian la plaza.

El 17 de febrero, el conde d'Egmont "reçut un coup de coulevrine au visage" según carta enviada a la gobernador de los Países Bajos.

Del extracto de ejemplos anteriores de testigos presenciales - todos son testimonios de correspondencia cuasi inmediata, en ningún caso de crónicas que pudieron ser escritas con posterioridad -  extraemos varias conclusiones claras:

1) Primera y no por ello, menos evidente, había dos armas portátiles diferentes, la escopeta y el arcabuz, y asimismo, había dos soldados que usaban dichas armas, escopeteros y arcabuceros.

2) El arcabuz había dejado de ser un arma portátil destinada al asedio y defensa de plazas fuertes para convertirse en un arma para el uso en campo, en escaramuzas o - como veremos - batallas.

3) Se distinguía - o se intentaba distinguir - entre heridas producidas por una de las dos armas, lo cual sugiere que existía una diferencia de calibre [1] - y de potencia del arma - que pudiera provocar esa diversidad de heridas.

Batalla - no usa el autor el término escuadrón; los italianos en estos años 1520 usaban normalmente el de battaglione - con orden de picas y escopeteros intercalados, ordenados para caminar [arriba] y formada la batalla o escuadrón [abajo]. En el texto se puede leer; y si los del avang[uardi]a fuesen con arcabuzes cada uno con diez o quinze perdigones Estos tales arcabuzes deuen ser tamaños q un onbre los pued tirar y los perdigones seran de plomo pequeñitos. Cabe tener en cuenta, que los primeros arcabuceros debían usar horquilla, como sucedió con los mosquetes, si bien se aligeraron prontamente. Manuscrito 8555 de la BNE, titulado anacrónicamente al carecer de título Tratado de táctica y ordenanzas militares, sacado del libro De re militari, de Flavio Vegecio Renato. Se puede estimar que es de la década de 1520. 




La batalla de Pavía

El 24 de febrero de 1525, día de San Matías, cumpleaños del emperador Carlos Quinto, se libró la batalla de Pavía para levantar el asedio que el rey de Francia mantenía a la ciudad del ducado de Milán defendida bajo el liderazgo de Antonio de Leyva o Leiva.

Anexo a la ciudad, encontramos el Parco, una zona de jardines amurallados donde los nobles podían organizar una caza preparada, y donde en esos momentos se alojaba la mayor parte del campo francés. El bando imperial decide realizar un golpe de mano, y para ello se prepara una encamisada. Las blancas camisas se colocan sobre la ropa y las armas [armadura] para realizar una acción nocturna, de manera que los atacantes en la oscuridad se reconocen por esta prenda.
Lansquenetes del bando imperial e infantes españoles e italianos derrocan [a mano] el muro del parque para poder acceder a él la madrugada del 24.

Y ya tenemos el escenario para el combate.



Tropas francesas [o a sueldo del rey de Francia] / Caballería e infantería.


Por parte francesa, la gendarmería francesa [caballería "pesada" u hombres de armas] con grandes y veloces caballos que llevaban a los caballeros que usaban la lanza en ristre como arma para el choque, hachas o martillos de armas para la melee y la espada como opción secundaria para la melee o para luchar desmontados como último recurso.En esta época aún sería posible encontrar monturas con bardas [láminas de hierro que protegían el caballo] [2].


En Francia se había potenciando la caballería hasta su máximo esplendor [se consideraba que no tenía rival, y quizás tan sólo las bandes d'ordonnance de los Países Bajos le podían hacer sombra] pero sin embargo se había descuidado la infantería, recurriéndose normalmente a mercenarios suizos y alemanes.

Que fueran suizos y alemanes tenía su importancia, pues cada nación tenía su propia tradición militar. Así, los "pueblos tudescos" confiaban en esta época en el cuadro de picas, y amén de picas y alabardas, recurrían al uso de armas de fuego como arma secundaria, y minoritaria.

En febrero de 1522 se indicaba:
lanzinech alozorno tutti a Gorlago [...] El numero di dite gente sono da 5 en 6000 [...] solum 200 schiopetieri et il resto portano tutti piche et alabarde senza alcuna armadura incosso.

O sea, que de unos cinco mil lansquenetes, encontraríamos que la mayoría serían piqueros y alabarderos sin armadura acompañados de 200 escopeteros. Cuadro suficiente para oponerse a la caballería, o para luchar en igualdad de condiciones con otro cuadro de piqueros.

En el caso de la batalla de Pavía, Oznaya testimonia que el escuadrón de lansquenetes de las bandas negras que servían al rey de Francia tenía 4000 coseletes y 200 escopeteros.

Por el contrario, italianos y españoles habían inclinado sus afectos a las armas de fuego, y así podían verse reunidos cuadros de intantes italianos o españoles con 2000 o más escopeteros.

la qual vanguarda e guidata del Vicere et marchese di Pescara [...] con 500 archibusieri, schiopetaria un mondo, homini d'arme 600 o vero 700, totte la fantaria spagnola, la piu bella che si possa vedere, et altre sorti di fanti
8 de abril de 1524.

Aún así, los autores reconocían - o acabaron reconociendo - que fuera bella la infantería española, y utilísimo el disponer de un mundo de escopetería, era la combinación de ambas armas, pica y arma de fuego - como así iba a ser para los 150 años próximos - lo que otorgaba la ventaja, no pudiendo obviarse la magnífica piquería alemana, cuyos hombres, más altos que los del sur, usaban asimismo, picas más largas que las de los latinos, imprescindible para dar refugio frente a una carga de caballería.

Lucha entre soldados alemanes imperiales [derecha] contra soldados del rey de Francia [izquierda] en cuadro sobre la batalla de Pavía pintado hacia 1530, de la colección de Enrique VIII de Inglaterra. Se puede ver a los soldados con alabarda, montantes, espadas, puñales y arcabuces. No sólo con pica cerraba el infante cuando los cuadros estaban chocando uno contra otro. 


Lansquenetes había en ambos bandos: por parte del rey de Francia aquellos llamados de las bandas negras, y por parte del César, los del famoso von Frundsberg[e].

Suizos, en este momento, sólo a sueldo del rey de Francia.



Tropas imperiales. Infantería española

[Véase la tabla en el apéndice inserto al final del artículo]

De una relación de la infantería española en Italia en diciembre de 1525, tenemos que había 36 compañías con 7503 infantes en sus filas. De estos, 1090 tenían plaza de arcabucero, y 1515 de escopetero, resultando que las bocas de fuego suponían cerca de un 35% de las plazas de soldado, y que de estas, el 42% eran de arcabucería. El resto tendrían plaza de piqueros, sirviendo como coseletes o como picas secas, junto con algún alabardero y seguramente, más de un rodelero.

La compañía de arcabuceros de Quesada tenía un 83% de hombres armados con armas de fuego, y fue a la que Pescara encargó respaldar a la caballería imperial a cargo del virrey Lannoy cuando ésta fue al encuentro de la gendarmeria real francesa.

Compárense estas cifras con las ofrecidas para alemanes... Ciertamente, los testigos italianos podían afirmar que la "schiopetaria" de la vanguardia imperial era "un mondo".

El sueldo es una forma de valorar el trabajo que lleva a cabo el soldado: el infante percibía tres escudos al mes, el arcabucero sumaba a ese estipendio una ventaja de un escudo y tercio, y al escopetero se le otorgaba una ventaja de tres reales [lo cual no llegaba a un tercio de escudo].

Vemos pues, que se valoraba más el trabajo llevado a cabo por el arcabucero, y algo menos, por el escopetero.



Infantería española versus caballería francesa


Cuando la caballería imperial choca contra la caballería francesa, la compañía de arcabuceros de Quesada acude a socorrerla. Es en medio de la refriega cuando los arcabuceros y escopeteros se dedican a disparar sobre los gendarmes franceses, identificados con sus cruces y bandas blancas, así como por carecer de la camisa blanca impuesta para todas las tropas imperiales aquel día por Pescara, al tratarse la operación que derivó en batalla, en principio, de una encamisada nocturna.

No podemos inferir por tanto, que la arcabucería española derrotó por sí sola a la caballería francesa, pues como decimos, ésta se hallaba ocupada luchando con la caballería imperial, pero sin duda la intervención de la arcabucería fue definitiva para derrotar a la gendarmería, superior, sin lugar a dudas, en calidad y número a la imperial, compuesta por hombres de armas españoles, italianos y borgoñones [3].


Hombre de armas francés cayendo bajo el fuego
de arcabuceros imperiales.
Detalle del tapiz nº3 de la serie de Van Orley
De la Historia del marqués de Pescara de Pablo Jovio, extraigo un pasaje de la traducción hecha por Pedro Vallés:
de los apercebidos españoles, y derramados en torno era tirada a todas partes con golpes mortales una infinidad de pelotas de plomo, las quales no salian ya de escopetas, como poco antes se usaba, sino de piezas mas gruesas, que llaman arcabuzes: pasaban de una banda a otra, no solamente los hombres de armas, mas aun muchas veces dos soldados y dos cauallos juntos,

Ya hemos explicado como amén de los arcabuces, aún se usaban escopetas en esta época [en una proporción de 3:2 para el total de la infantería española] como podemos ver en el desglose de la compañía de arcabuceros de Quesada: 163 infantes, de los cuales, 63 escopeteros y 72 arcabuceros, pero en todo caso, la cita de Jovio es muy clarificadora respecto a la diferencia: de calibre y de potencia, pues las piezas eran más gruesas y "pasaban de una banda a otra" a hombres de armas.

Respecto a la potencia, es indudable que muchos hombres y caballos [4] cayeron atravesados por pelotas de plomo. A algunos les pasó la bala la coraza, y otros, sin embargo, se salvaron, como el rey de Francia que había "recebido algunos arcabuzazos en la coraça doblada, pero sostuvolos tan fuertemente [que] fue tenido por milagro".  El peto, sin duda, y el espaldar de la coraza del rey sería doblado: esto es, con dos piezas superpuestas, la doblada, especial, para resistir la potencia de las lanzadas, y en este caso, para salvar a la persona de Francisco de los disparos recibidos [5]. Impactos en zonas menos protegidas como muslos o brazos  [6] podían causar importantes heridas - como la recibida en un muslo por el señor de Lescun, de la cual murió en 9 días - y dejar, desde luego, inhabilitado al herido para el combate.


Arcabuceros imperiales dispara sobre la caballería francesa, con el marqués del Vasto o del Guasto - con su nombre sobre la cabeza - armado con una alabarda codirigiéndolos. Tapiz nº3 [forma parte de un conjunto con el número 2] de Van Orley sobre la batalla de Pavía. Ver detalle de la parte izquierda en la imagen anterior.

Francisco 1º atropellando a infantes suizos durante la batalla de Marignan [1515] retratado por Noël Bellemare hacia 1529-1530. No hubo en Pavía ocasión por parte de la gendarmería francesa de arrollar a la infantería española.










Infantería española versus infantería al servicio del rey de Francia

Los infantes españoles, caminan en escuadrón junto con los dos escuadrones de lansquenetes imperiales para afrontar el escuadrón de lansquenetes de las bandas negras [7] - traidores a su señor el Emperador - el cual tiene en vanguardia 4000 coseletes escogidos y 200 escopeteros que "no traían puntería".

Los escopeteros alemanes que según el relato de Cereceda "no traían puntería", y que según Oznaya "ponen fuego atada la mecha a un palillo" quedan ejemplificados en este detalle de la "Batella de Alesia" de Melchor Feselen [1533]: el arcabucero de gris dispara llevando la mecha sobre un "palillo" y aplicándola directamente sobre el fogón. Estas escopetas, todavía en uso en el primer tercio del XVI, carecían de llave, y por lo tanto, no podían ser disparadas llevándose la coz [hoy diríamos culata] del arcabuz al hombro y pulsando el gatillo o disparador. Estas escopetas tampoco tenían mira alguna dispuesta sobre el cañón, evidentemente. En la imagen se ven otros arcabuceros que sin "palillo", y con llava, sin embargo también tiran sin puntería.



Más claro aún resulta Juan de Oznaya;

Ya los arcabuceros que delante estaban se habían apercebido de encender cada uno tres ó cuatro cabos de mecha, y en las bocas cuatro ó cinco pelotas , por cargar mas presto. Pues hincadas las rodillas, y las mechas en las llaves de los arcabuces, y viéndolos levantar, se adelantaron hasta diez pasos sus escopeteros y arcabuceros, y disparan juntos hacia nosotros; pero como aun no eramos levantados, y ellos no tiran á puntería, sino con la una mano tienen la escopeta, y con la otra ponen fuego atada la mecha á un palillo, no mataron ni aun hirieron á ninguno; y en tirando volvieron á meterse en su escuadrón para tornar á cargar"


600 arcabuceros españoles destacados responden la primera ruciada de los escopeteros alemanes, y en "medio cuarto de hora" no se veía coselete en pie, pues todos habían caído, siendo el caso que "tal coselete se halló con cinco arcabuzazos en el peto, y otros con cuatro y otros con tres y con dos". Hubo arcabuceros que tiraron 8 y 10 tiros, y los que menos más de seis.


Lansquenetes ilustrados por Erhard Schoen. Entre los piqueros que caminan tras los alabarderos, podemos encontrar dos coseletes en los extremos de la fila bien pertrechados con sus armas defensivas.

Los arcabuces se recalentaban con los repetidos disparos, hasta quedar en muchas ocasiones inservibles [la carga de pólvora se podía prender accidentalmente con el calor, y el plomo se podía derretir dentro del cañón] y tal le sucedió al capitán Quesada que "con el gran escuecimiento que tenía su arcabuz" hubo de tomar "un ginotón o vero lanzón" para continuar combatiendo.

La potencia de fuego española, que va a ser clave en esta batalla y en el predominio de las armas españolas en los campos de Europa en el siglo XVI, queda constatada en estos pocos minutos. El escuadrón de las bandas negras ha quedado desecho.


Arcabucero español retratado en el cartón número 8  [titulado "Batalla en los pozos de Túnez"] de la serie de la Conquista de Túnez [1535]. Los cartones ejecutados por Jan Cornelisz Vermeyn, sirvieron de modelo para las manufacturas de tapices de Willem Pannemaker, obra que se ejecutó entre 1546 y 1554. No obstante, el mérito básico de la obra es de Vermeyen [o Vermey], que acudió a la empresa por encargo del Emperador a modo de corresponsal gráfico y ejecutó los patrones que sirvieron de modelo a los artesanos tapiceros.


No en vano escribió el 25 de febrero el virrey de Nápoles Charles de Lannoy a la gobernadora de los Países Bajos, Margarita de Austria, atribuyendo el haber ganado la batalla principalmente a los 2pietons" [infantes] españoles:
La batalle ette bien dispute de quote et d'autres et ont nos Gendarmes et Pietons fort bien fet leur devoir, et principalment les Espagnoz qui ont ette cause de la vitoire.

No cabe duda del papel jugado por la infantería española en esta batalla, y en especial, de los infantes armados de escopeta y arcabuz.

Respecto a la superior cantidad y calidad de las armas empleadas por la infantería española no cabe duda. Antaño mantuve algunas dudas respecto a las diferencias entre escopeta y arcabuz, ahora no me queda duda de que la diferencia estaba en el calibre [y potencia] del arma, y que escopetas y arcabuces podían ser de metal [latón] o de hierro, y disponer de llave o serpentina, o, más rudimentarias, carecer de mecanismo de ignición incorporado al arma, y precisar por tanto el infante de un rudimentario método para aplicar la mecha al fogón del arma, como hemos visto en el detalle del cuadro de Feselen.


Detalle del tapiz nº3 de la serie de la batalla de Pavía. Podemos ver en primer plano dos arcabuceros. El de la izquierda sostiene su arma con cañón de metal [latón, aleación de bronce] y el de la diestra con cañón de hierro. Se puede apreciar claramente en el caso de la izquierda como el cañón estaba compuesto de diferentes tramos - no se labraba a partir de una sola pieza. La llave que lleva la mecha a la cazoleta del arma es muy elemental, y su muelle, externo.




Notas


[1] Respecto a las diferencias de calibre, un testimonio, algo posterior, referido al ejército turco:
vide uno squadron' di 12 mile schiopetieri che sono li ianizari, quali haveano schioppi longi et di butada de ballote de archibusi, 
Exposition [...] da lo exercito dil Signor turco, realizada por el capitán Ringon al duque de Urbino, Agosto de 1532

Estos jenízaros escopeteros usaban "escopetas largas" que disparaban "bala de arcabuz".

Curiosamente, se seguirá usando la voz escopeta en lengua española para referirse a las armas de fuego usadas por turcos y berberiscos, cuando para las armas de europeos se usará únicamente la voz arcabuz a partir de la década de 1540.


[2] Por ejemplo, en 1543, se intenta imponer [quizá debería decir restablecer] en los Países Bajos el uso de bardas por parte de las bandes d'ordonnance, con resistencia por parte de los soldados, reclamando carretas para su transporte, pues una cosa era cargar el caballo el día de la batalla, y otra que el animal fuera todo el año caminando con tal peso, para lo cual se necesitaba un transporte, bien carros, bien "chevaux de corvée" [literalmente, "caballos de fatiga"].

El triunfo de Maximiliano [h.1515]


[3] De la caballería borgoñona, procedente de los Países Bajos, se indicó por diversos testimonios que eran "homeni de arme 160 armati a la borgognona" o bien "130 cavalli armadi in bianco a la borgognona". Otro testigo indica que por Crema habían pasado 120 hombres de armas y 200 "cavalli de borgognoni, tra li quali ne erano 120 ben armati". En una carta del obispo de Pola - bien documentada, incluida en el volumen 2 de las "Lettere di Principi" se habla de los "cavalli ligieri Borgognoni".
Parece que estos hombres de armas "a la borgoñona", no eran una imponente banda d'ordonnance de los Países Bajos, y habría diversas calidades en el equipamiento de los soldados, algunos serían hombres de armas y otros caballos ligeros, como las tropas comandadas por Etienne de Grospin.


[4] Hay varios casos de caballeros - como el propio rey - que derribada su montura quedaron atrapados bajo la misma. Derribada la montura, poco podían hacer, como el señor de la Palice, que intenta retirarse, pero "los años y el peso de las armas" facilitan al capitán Gastaldo que lo atrape y rinda, aunque un Basurto vizcaíno lo mata de un arcabuzazo a bocajarro contra la coraza.
Los caballeros disponían de monturas de refresco, pero a este reemplazo se acudía tras haber hecho una o dos cargas a lo sumo y, naturalmente, sobre el caballo aún vivo; los escuderos aguardaban a sus señores con sus segundos caballos. Desmontados, los hombres de armas fueron presa fácil para las ágiles escuadras de infantes, que lograron ese día gozar del "más precioso despojo y más nobles prisioneros".


[5] El marqués de Pescara fue herido de un arcabuzazo "por medio de los pechos que, pasándole el coselete y los vestidos, llegaba á la carne; y como la pelota estaba caliente hacíale pensar que entraba por el pecho en el cuerpo; y esto le traia algo fatigado".
La bala había roto el peto del coselete, pero parece que la protección frenó el disparo, pues no atravesó el pecho del marqués, según se refiere del proceso de retirada de la misma: "un gentil hombre suyo llamado Antonio de Vega, le quita presto los correónes del coselete, y metiendo la mano al pecho, halló la pelota junto á la carne hecha una tortilla; y pidiendo albricias al marqués, se la mostró".

Tal y como indicaba el De Re Militaris:
caso que los arneses sean en demasía débiles para resistir al artillería o las arcabuzos, no obstante esto ellos defienden la persona de los golpes de las picas, de halabardas, de espada, de saetas, de piedras, de las ballestas y de los arcos, y de toda otra ofensa que puede proceder de la mano de los enemigos, y algunas veces un arcavuz estara tan mal cargado o escalentado, o bien podra tirar de tan lejos que el arnes por poco bueno que sea salvara la vida del hombre.


[6] Como recogen las memorias de Florange: "Et fut blessez mons' d'Espoy, tant aulx cuysses que aulx bras, de cincque coup de hacquebutte".


[7] Las Bandas Negras se formaron durante las guerras de Frisia [o guerras de Gueldres] de principios de siglo. Charles d'Egmont, entonces duque de Gueldres, incapaz de entretener las tropas extranjeras, las licencia, y las Bandas Negras, que habían sido levadas por Jorge, duque de Sajonia, inician su camino como unidad con nombre y dirección propia, sirviendo a diversos señores - como a Luis XII en su conflicto con los suizos en 1515 por el dominio de Milán - o dedicándose, en épocas de problemas económicos al pillaje en los Países Bajos y zonas fronterizas con Alemania.
En 1517, diversos estados afectados organizarán un fuerte ejército para acabar con la ola de saqueos y las Bandas Negras quedarán prácticamente desechas.

En 1515, se aguardaba en Italia esta "famossissima banda tuta vestita de negro et drapi, et arme et le piche" y se esperaba fuera "belissima veder".

El uso del distintivo negro por parte de tropas "autonómas", que no tenían, o no reconocían vinculación de vasallaje con ningún príncipe o estado, no es un caso aislado: las mismas tropas de Juan de Medici eran conocidas igualmente como Bandas Negras, y considerados peores que turcos, por su comportamiento.


Apéndice

Compañías de infantería española en Italia a diciembre de 1525.






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