El manejo del arcabuz

El arcabuz de mecha era un arma de mecanismo sencillo, y precisamente por su sencillez, el soldado que la manejaba, debía llevar a término una larga serie de acciones para poder cargar y disparar su arma, complicándose tales movimientos por la presencia permanente de una cuerda - o mecha - con sus dos cabos encendidos, que accidentalmente, podía prender la pólvora que manejaba el soldado, causándole la muerte.

y Lázaro de Solís, cabo de escuadra de D. Sancho, natural de Jaén, resistió á los enemigos junto al puente orilla del arroyo , con tanto ánimo , que á no volársele la pólvora de los frascos , causa de abrasarse todo, les diera mucho en que entender

Detallaremos la serie de movimientos necesaria, para un arcabuz de mecha con cubrecazoleta [c.1540-c.1670]

CARGA

1. Cebar la cazoleta con el polvorín.



2. Cerrar la cubrecazoleta

3. Soplar sobre el conjunto - cerrada la cubrecazoleta - para eliminar los restos de pólvora que hayan caído fuera de la cazoleta, en soslayo de una ignición fortuita.


4. Llenar el arcabuz con la carga principal de pólvora. Bien usando los frascos - o doce apóstoles con la carga dosificada - llevando la boca del frasco a la boca del arcabuz y volcando todo su contenido, o bien usando el frasco principal, y echando a ojo una carga de pólvora, regulando su volcado con un pulsador que liberaba la apertura del frasco.

5. Introducir la bala por la boca del arcabuz

6. Sacar la baqueta del fuste, acortarla y llevarla a la boca del arcabuz.


7. Llevar la baqueta por el ánima del cañón hasta tocar la bala, y golpear dos veces sobre esta para prensar la pólvora.

8. Sacar la baqueta e introducirla de nuevo en el fuste.

COLOCACIÓN DE LA MECHA
9. Colocar la mecha en el serpentín, tomando la medida del trozo que se ha de engarzar, de manera que el cabo encendido caiga justamente sobre el polvorín.


10. Avivar el cabo encendido de la cuerda para que haga buen efecto, soplando sobre él.

DISPARO
11. Llevarse el arcabuz al hombro y apuntar.

12. Liberar la cazoleta de su tapa.

13. Pulsar el disparador.

14. Soplar la cazoleta para eliminar los restos de pólvora quemada y posibles rescoldos, quedando el arma preparada para reiniciar el proceso.



Waldhausen - que como tantos otros copiara los manuales ilustrados de De Gheyn - describía 42 movimientos - obviando por cierto, como el original, ¡la introducción de la bala!. Puede que algunos de ellos fueran rebundantes, pero aún así, el manejo del arma requería una serie de movimientos precisos, una metodología que debía adquirirse con la experiencia, y una práctica que de no haber sido alcanzada, podía llevar al soldado a incurrir en descuidos que en pleno combate podrían resultar mortales, máxime cuando se ha indicado que se manejaban cargas de pólvora al tiempo que con una mano se sustentaba una mecha con dos cabos encendidos:



Si alguien se le antoja que 42 son demasiados movimientos, en las Ordenanzas Militares de 1728 - cuando la llave de mecha llevaba décadas desterrada y el manejo del arma, por tanto, era más sencillo - se describe una serie de 27 movimientos - sin contar con el uso de la bayoneta - algunos de ellos a ejecutar en dos y tres tiempos, para el buen manejo de fusiles con llave de chispa y munición de cartucho [pólvora y bala envueltas en papel, dando lugar por tanto, a una sola carga].

3 comentarios :

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

Enhorabuena por el blog y por la entrada, està haciendo un trabajo extraordinario.

Un saludo

APV dijo...

Si la instrucción era esencial para intentar evitar los problemas durante el combate debidos al estres.
De lo contrario podían ocurrir accidentes tanto que explotara la pólvora como que disparase la baqueta al enemigo o realizase varias cargas.

Siempre me sorprendió el dato de que tras Gettysburg recogiesen miles de fusiles con varias cargas juntas incluso uno con 23.

Carlos Valenzuela dijo...

Carolvs: gracias por el elogio, y un saludo.

Alberto, desde luego alguien acostumbrado al manejo de las armas fallaría menos, así como se incrementaría la eficacia con la experiencia en el combate...

Lo de las varias cargas de los fusiles de Gettysburg, lo recuerdo también de las narraciones de Mendoza en la primera década de la guerra en Flandes referida a soldados bisoños de los rebeldes... pero no hablaba de miles de ellos. Los dichosos nervios...